El Madrid hizo un partido para recordar en el Santiago Bernabéu, porque enfrente tenía al Sevilla, sobre el papel el tercer equipo de la liga española, y encima con la necesidad de ganar porque el Barcelona había pinchado en el Estadio del Mediterráneo, y la cosa no pudo ir mejor para los chicos de Pellegrini, y es que tuvieron que remontar un 0-2 en contra para ganar los tres puntos.
Manolo Jiménez preparó un equipo cláramente de contragolpe, con Capel, Navas y Perotti, arriba un Negredo que parecía una auténtica isla, pero casi sin querer se encontró con el primer gol del partido, en un cambio de banda de Navas a Capel, éste puso el centro al delantero y Xabi Alonso, sin querer, batió a Casillas, un jarro de agua fría que hizo que el Madrid no reaccionara hasta diez minutos después, eso sí, cuando lo hizo, comenzó a tocar y llegar a la portería de un grandísimo Palop, que detuvo casi todo lo que llegó a su portería, primero fue Higuaín, luego Cristiano Ronaldo y Kaká, ambas paradas las hizo el valenciano como si fuera portero de balonmano, e incluso un lanzamiento de Marcelo.
Pellegrini alentó a sus jugadores a buscar un gol rápido, pero Casillas, que pensó en otra cosas, vio como Dragutinovic marcaba un gol de falta directa, en un lanzamiento que era más bien un centro, pero nadie despejó, así que en ese momento parecía todo perdido, pero se volcaron más, y llegaron a jugar en el área sevillista, a los pocos minutos recortaba distancias Cristiano Ronaldo, y cuatro después Sergio Ramos de cabeza empataba, además el sevillano casi marca otro, pero no llegó a empujar el balón, Guti entró al campo y tiró un balón al larguero, Van der Vaart tuvo otro lanzamiento, e incluso el entrenador blanco cambió a Kaká, que no estaba en el campo, por Raúl, todo por conseguir el gol de la victoria.
Higuían tiró un balón impensable fuera, y Palop desvió otro al larguero, hasta que en el tiempo de descuento llegó el gol de Van der Vaart, después de otra parada del portero sevillista, metió el pie como pudo y empujó el balón dentro, provocando la locura en las gradas y es que sabían que eran líderes.