Entre 2015 y 2024, el margen de género en el empleo cultural de la Unión Europea ha experimentado una notable reducción, pasando de 6,4 puntos porcentuales a tan solo 0,8 en 2024. Este cambio se refleja en cifras que indican que el 50,4% de los hombres ocupa estos puestos frente al 49,6% de las mujeres, marcando la menor disparidad de género registrada en la última década.
En el año 2024, dieciséis países de la UE vieron que las mujeres superaban en número a los hombres en el ámbito cultural. Los más destacados fueron Letonia y Estonia, donde las diferencias a favor de las mujeres alcanzaron los 32,6 y 24,2 puntos porcentuales, respectivamente. Sin embargo, en once países, el empleo cultural seguía siendo dominado por hombres, siendo España e Italia los ejemplos más representativos, donde la ventaja masculina rondaba los 10 puntos porcentuales. Por otro lado, naciones como Grecia, Rumanía y Austria casi no mostraron brechas de género en este sector.
A pesar de estos avances en la representación de género, las desigualdades persisten en términos de remuneración. Según la última encuesta sobre la estructura de los salarios, en 2022, el 16,1% de las empleadas en actividades culturales eran trabajadoras de bajos salarios, ganando dos tercios o menos del salario medio nacional por hora, en comparación con el 11,2% de sus colegas masculinos. Estas cifras son paralelas a las del empleo en general, donde el 17,1% de las mujeres se encontraban en la misma situación, frente al 12,6% de los hombres.
Este fenómeno también se manifiesta de manera desproporcionada según la actividad cultural. En sectores como la impresión y reproducción de medios grabados, el 25,9% de las mujeres se clasificaban como trabajadoras de bajos salarios, en comparación con el 12,4% de los hombres. Le seguía la producción de películas y programas de televisión, donde los porcentajes fueron del 23,0% para mujeres y del 15,1% para hombres.
La reducción del margen de género en el empleo cultural refleja cambios positivos en la inclusión, pero la brecha salarial indica que aún queda un largo camino por recorrer para alcanzar la igualdad completa entre géneros en el ámbito cultural.