Ancelotti pensó que si metía a Ronaldinho podía tener más espacios o por lo menos más oportunidades, pero lejos de eso se encontró con un desaparecido jugador que intentaba tocar el balón, pero ni siquiera llegaba a controlarlo entre otras cosas porque le faltaba mucho espacio para irse en velocidad de sus rivales, además la presión de los locales asfixiaba mucho los pases de Gatusso y Kaká, cosa que sumada a la actuación de Doni acabaron por sacar la tarjeta amarilla al 8 milanista y alguno más.
Las cosas no mejoraron en ningún tramo del partido, tan solo las jugadas individuales de las estrellas milanistas hacían que el miedo se metiera en el cuerpo, hasta que el final e injustamente se llevaron los tres puntos de un partido soso y malo.