
El Madrid consiguió una victoria agónica cuando todo indicaba que iba a perder porque estaba jugando muy mal, bueno como siempre, porque no encontraba un hueco entre el muro rival y encima Albín ponía la puntilla con un gol a falta de ocho minutos, y después Casquero tuvo la oportunidad de rematarlo, porque en el 88 cuando Guti había empatado el encuentro, Pepe hizo una cosa que no se le puede llamar «chiquillada», porque si llega a enganchar al capitán le hubiera hecho mucho daño, pero el penalti lo desaprovechó el Getafe, intentó una Panenka y Casillas la adivinó y encima el estallido final llegó en el 92 con un gol de Higuaín, como ya hizo el año pasado y el anterior, y es que el argentino es el especialista en esos minutos e instantes.
Hay que decir que el Getafe pudo sentenciar en el primer tiempo, gracias a un Manu del Moral y Granero excepcionales, que se iban una y otra vez de sus marcadores, y en una de esas jugadas llegó el gol de Soldado, aunque no pudieron rematar la juega, y el pipita Higuaín encontró un rechace, regateó al portero rival y puso el empate antes del descanso.