Durante la carrera Lewis Hamilton demostró su clara superioridad sobre los rivales, en algunos momentos llegó a ser hasta humillante, ya que marcaba vueltas rápidas cuando ni siquiera le hacía falta, entre otras cosas porque sacaba más de un minuto al segundo, pero eso no era suficiente para el inglés que tiraba cada vez con más fuerza queriendo demostrar algo.
La jugada a Hamilton le salió perfecta, entre otras cosas porque ganó la carrera y dobló a todos los pilotos que quedaron fuera del podio, es decir, solo se quedaron sin doblar el piloto de BWM Heidfield y un sensacional Rubens Barrichello, así que ganó en casa y encima demostró su superioridad.
El problema estaba en que esta demostración le podía haber costado más que cara, entre otras cosas porque una salida de pista, que no hubiese sido nada extraña porque la carretera estaba muy húmeda, le hubiese costado la carrera y más de un disgusto a él y su papaíto, y es que en esas cosas se demuestra que le falta algo de madurez para ser un gran ganador, a pesar que tenga el mejor coche en la pista.