Desde el alto el fuego del 30 de julio, anunciado por la República Democrática del Congo (RDC) y Ruanda, ha habido una notable disminución en los enfrentamientos en el este del país. Sin embargo, representantes de la ONU advierten que «la paz aún no está ganada». Ahmed Keita, enviado especial de la ONU, destacó que actualmente existe un marco activo de diálogo entre ambas naciones, apoyado por una mediación proactiva que busca mitigar el conflicto.
A pesar de los avances en las reformas políticas e institucionales dentro de la RDC, la situación sigue siendo complicada debido a la feroz competencia por la explotación de los recursos naturales. En particular, la violencia ha resurgido en la provincia de Ituri debido a los intentos de grupos armados por controlar zonas ricas en minerales. Keita advirtió que, con la expansión de la minería de oro, estos grupos se han transformado en «empresarios militarizados», aprovechando los altos beneficios económicos que generan.
La influencia del grupo armado M23 en Kivu Norte también ha crecido, consolidando su control sobre la producción de coltán, clave en la fabricación de dispositivos electrónicos. El comercio en la zona de Rubaya está reportando ingresos significativos para el M23, lo que plantea grandes preocupaciones sobre la explotación de las poblaciones locales, algunas de las cuales son prácticamente sometidas. Keita subrayó la necesidad de sanciones internacionales para quienes se benefician de este comercio ilícito, advirtiendo que, sin acciones concretas, la paz permanecerá fuera del alcance.
Aumentando la complejidad de la situación, el grupo Fuerzas Aliadas de Defensa (ADF) ha escalado sus ataques en Kivu Norte e Ituri, reiterando que su neutralización es una prioridad para la ONU. En lo que va del año, se han desplazado aproximadamente 2,4 millones de personas, quienes buscan refugio en lugares abarrotados, quedando expuestos a enfermedades como cólera y sarampión.
Las condiciones políticas en la RDC se están deteriorando, con crecientes preocupaciones por restricciones a las libertades políticas y casos de violencia de género que continúan atormentando al país. En el primer semestre del año, se reportaron más de 61.000 víctimas de violencia sexual.
Keita afirmó que la situación exige una movilización a nivel nacional, regional e internacional para brindar apoyo a los congoleños y enfatizó que el proceso de mediación liderado por Angola es la mejor oportunidad para reducir las tensiones. Sin embargo, también destacó que la verdadera paz requiere inversiones en las comunidades locales.
A pesar de la reciente retirada de la misión de la ONU en Kivu del Sur, esfuerzos de protección a los civiles continúan en otras áreas. La ONU está colaborando con organizaciones no gubernamentales y autoridades locales para consolidar logros y asegurar la protección de la población civil, mientras se evalúan las modalidades para una retirada más amplia de la misión en la región. La comunidad internacional y las autoridades congoleñas deben trabajar juntas para garantizar un futuro pacífico y estable en la RDC.
Fuente: ONU últimas noticias