La Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos ha vuelto a condenar la falta de cumplimiento por parte de Israel de su obligación de proteger a los palestinos, tal como establece el derecho internacional, dado su estatus de potencia ocupante. En un informe sobre la situación en los territorios palestinos ocupados, la ONU ha revelado que desde el inicio del acuerdo de alto el fuego en Gaza, el 19 de enero, el ejército israelí ha causado la muerte de 58 palestinos, entre ellos diez niños y tres mujeres, muchos de los cuales intentaban regresar a sus hogares para evaluar los daños.
El informe subraya que atacar a palestinos que no participan en hostilidades constituye un crimen de guerra, independientemente de las restricciones de movimiento impuestas por Israel. Además, la ONU ha señalado que por quinto día consecutivo, las autoridades israelíes han bloqueado la entrada de ayuda humanitaria a Gaza, incluido combustible, lo cual ha acentuado la escasez y generado una creciente ansiedad entre la población por el retorno de bombardeos y el riesgo de hambruna. La situación es tan crítica que la falta de alojamiento adecuado y atención sanitaria ha llevado a la muerte de al menos ocho bebés en las últimas dos semanas debido al frío.
La ONU ha enfatizado que, como potencia ocupante, Israel tiene la obligación legal de garantizar el suministro de bienes de primera necesidad a los palestinos. Cualquier falta de acceso a estos recursos podría considerarse un castigo colectivo y un crimen de guerra, especialmente en un contexto donde la vida de los civiles está en riesgo.
Mientras tanto, en Cisjordania, las operaciones militares israelíes continúan causando devastación. La última operación, que se inició el 21 de enero, ha resultado en la muerte de 54 palestinos y el desplazamiento forzado de alrededor de 40,000 personas. El ministro de Defensa israelí ha declarado que las fuerzas israelíes permanecerán en las áreas evacuadas durante al menos un año, impidiendo el regreso de los residentes.
La Oficina de Derechos Humanos ha señalado que estos asesinatos reflejan un alarmante desprecio por la vida de los palestinos, especialmente dado que Cisjordania no se encuentra en un contexto de hostilidades abiertas. A pesar de esto, Israel ha recurrido al uso de tácticas y armas destinadas a la guerra, como ataques aéreos y tanques.
Las restricciones de movimiento han aumentado drásticamente, afectando a miles de palestinos en su acceso a escuelas y lugares de trabajo. Además, se ha informado que durante el Ramadán, el acceso al complejo de Al Aqsa en Jerusalén Oriental se limitará a 10,000 personas, aumentando aún más la tensión en la región.
La ONU ha expresado su preocupación por el desplazamiento masivo forzado en Gaza y Cisjordania, donde la violencia del Estado y los colonos, junto con políticas discriminatorias, están despojando a comunidades palestinas de seguridad y derechos fundamentales. Las declaraciones de funcionarios israelíes que promueven la consolidación de la anexión del territorio palestino ocupado y abogan por la deportación forzada de palestinos generan un clima de incertidumbre y violencia.
La Oficina ha instado a poner fin a estas medidas y a garantizar que los palestinos puedan regresar a sus hogares en condiciones de seguridad y dignidad. Asimismo, enfatiza la importancia de la rendición de cuentas por las violaciones de derechos cometidas por todos los actores involucrados, incluyendo Israel, grupos armados palestinos y la Autoridad Palestina, como un paso esencial para lograr una paz justa y sostenible en la región.
Fuente: ONU últimas noticias