En el corazón de la devastada Franja de Gaza, el personal de la ONU sigue adelante con su labor humanitaria, enfrentándose a una realidad sombría marcada por la destrucción y el sufrimiento extremo. Sonia Silva, jefa de la Oficina de UNICEF en el territorio, ha estado trabajando en la región desde noviembre de 2023, apenas un mes después del inicio del conflicto basado en un ataque de Hamás y otros grupos armados en el sur de Israel.
La situación, según Silva, ha alcanzado niveles de miseria sin precedentes. “En mi año y ocho meses en Gaza, la semana pasada ha sido, sin lugar a dudas, la peor. La única experiencia que se le podría comparar sería la incursión de Rafah en mayo de 2024, pero esta reciente semana ha sido significativamente más intensa”, compartió con Noticias ONU.
Silva vive en un alojamiento proporcionado por UNICEF en Deir Al-Balah, una de las pocas áreas que había mantenido algo de infraestructura urbana intacta antes de la reciente escalada violenta. Al desplazarse a través de la Franja, el escenario es desolador: edificios derrumbados, gente viviendo en casas destruidas o en tiendas de campaña, y una sensación generalizada de miedo y desesperanza.
“Ver a la humanidad en estas condiciones es aterrador”, confesó la trabajadora humanitaria. La ofensiva que comenzó el pasado domingo por la noche ha transformado aún más la situación en Deir Al-Balah, una localidad que se consideraba relativamente segura hasta ese momento. Un bombardeo cercano destruyó un edificio a tan solo 100 metros de su lugar de descanso, dejando a Sonia y sus colegas en un estado constante de alerta.
A pesar del riesgo personal, Silva expresó su preocupación por su equipo palestino, quienes, a diferencia de ella, no tienen la posibilidad de desconectar del conflicto. “Mis colegas han vivido esto durante más de 21 meses, han perdido a sus seres queridos y no tienen un respiro”, destacó. La escasez de alimentos y recursos agrava aún más la situación, poniendo en riesgo a toda la población, incluidos aquellos que se encuentran en la primera línea de la ayuda.
Sin embargo, el espíritu de solidaridad y resiliencia persiste entre sus compañeros. A pesar de las adversidades, estos trabajadores continúan prestando servicios esenciales y mostrando generosidad en medio del caos. Sonia Silva concluyó con un sentido homenaje a quienes, a pesar de la devastación, se esfuerzan por mantener viva la esperanza de un futuro mejor en un lugar que parece haber sido olvidado por el mundo.
Fuente: ONU últimas noticias