A finales de 2024, el mundo enfrenta un récord de desplazamientos forzados, con 123,2 millones de personas obligadas a abandonar sus hogares, según el reciente informe de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR). Este fenómeno ha sido exacerbado por conflictos prolongados en países como Sudán, Myanmar y Ucrania. De esta cifra, 73,5 millones de personas son desplazadas internas que no han cruzado fronteras, mientras que 42,7 millones se encuentran fuera de sus países, en su mayoría en naciones de ingresos bajos y medios.
Sudán ha tomado el triste liderazgo de esta crisis, superando a Siria con 14,3 millones de desplazados desde el inicio de su guerra civil en abril de 2022. Esto significa que aproximadamente un tercio de la población sudanesa ha sido desarraigada, constituyendo la mayor crisis de desplazamiento interno jamás registrada. Las esperanzas de retorno a Siria, avivadas por el derrocamiento del régimen de Bashar al Assad en diciembre de 2023, han permitido que 1,2 millones de desplazados internos y 500.000 refugiados regresen a sus hogares. Sin embargo, este retorno se enfrenta a desafíos significativos.
El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, ha señalado la “intensa volatilidad” en las relaciones internacionales y el “sufrimiento humano” resultante de los conflictos actuales. A pesar de la magnitud del problema, el informe también destaca logros, como los 188.800 refugiados que han sido reasentados permanentemente en países de acogida, la cifra más alta en cuatro décadas, y los 9,8 millones de personas que regresaron a sus hogares en 2024, la mayoría de ellos en Afganistán y Siria.
Sin embargo, el regreso no está exento de dificultades. Muchos de los que intentan regresar, incluyendo refugiados afganos y haitianos, lo hacen tras ser deportados de sus países de acogida. El informe enfatiza que los retornos deben ser voluntarios para garantizar la dignidad y la seguridad de los retornados, lo que requiere un compromiso con la paz duradera y el desarrollo sostenible.
A pesar del crecimiento del número de desplazados, los niveles de financiación de ACNUR se han mantenido prácticamente estancados, lo que pone en grave riesgo a estas comunidades vulnerables. La falta de recursos, a la luz de los numerosos conflictos sin resolver, crea un escenario insostenible y agrava las condiciones de vida de los refugiados.
En medio de una situación crítica, la búsqueda de soluciones duraderas y la paz debe ser una prioridad para abordar el creciente desafío del desplazamiento forzado.
Fuente: ONU últimas noticias