En 2024, las corporaciones no financieras de la Unión Europea experimentaron un descenso en su participación de beneficios, alcanzando un 40,1%, lo que representa una caída de 1,6 puntos porcentuales respecto al año anterior. Este indicador, que refleja la proporción del valor añadido que remunera al capital en comparación con el trabajo, sugiere que el entorno económico podría estar volviéndose más intensivo en mano de obra o que los beneficios están disminuyendo.
Históricamente, el índice de participación de beneficios ha registrado fluctuaciones significativas. En 2004, este era del 40,4% y se elevó a un 42,1% en 2007. Sin embargo, tras una serie de caídas, se llegó a un mínimo histórico del 39,5% en 2012. Desde entonces, este porcentaje ha variado, con aumentos temporales que llevaron a una cifra de 42,1% en 2021; pero la tendencia ha sido hacia el retroceso, culminando en la cifra actual.
Si se analizan los datos por países, se observa que Irlanda lidera con un impresionante 74,9% en su participación de beneficios, seguido por Malta con 56,4% y Eslovaquia con 48,9%. La alta proporción en Irlanda se atribuye en gran medida a la instalación de numerosas empresas multinacionales de capital extranjero que operan en el país, conocidas por tener una elevada intensidad de capital.
Por otro lado, los valores más bajos se registraron en Francia (32,2%), Eslovenia (33,4%) y Portugal (34,5%). Estos datos reflejan no solo las dinámicas internas de cada economía, sino también las estrategias y estructuras de producción que cada país ha adoptado.
El panorama actual de participación de beneficios en la UE invita a un análisis más profundo sobre cómo las economías están organizando sus actividades y focalizando sus recursos, además de plantear interrogantes sobre las implicaciones de estas tendencias para el futuro del mercado laboral y la inversión en capital. Las diferencias marcadas entre los países subrayan la heterogeneidad del entorno empresarial dentro de la unión y sugiere que el camino hacia la recuperación y la sostenibilidad económica es muy diverso en función de cada contexto nacional.





