Desde el inicio de la guerra en Ucrania, la situación energética en Europa ha cambiado radicalmente. La dependencia del gas natural proveniente de Rusia ha disminuido drásticamente, impulsando a Europa a buscar alternativas en otros mercados.
«En Europa, los precios se mantienen altos en comparación con sus niveles históricos, mientras que en Estados Unidos han bajado considerablemente», señala Diego Mateos, experto energético y director general de Gese Servicios Energéticos.
Mateos afirma que el precio del gas natural en Europa ha aumentado debido a varios factores: «La conversión del gas natural en GNL, su transporte a través de océanos y su posterior regasificación son procesos costosos que incrementan el precio final del gas». También menciona la alta demanda de GNL en Europa y la competencia con mercados asiáticos. A ello se le suman la limitada infraestructura para la recepción y regasificación de GNL, las tensiones geopolíticas y las sanciones a Rusia, las cuales han reducido el suministro de gas por gasoducto, forzando a Europa a buscar alternativas más caras.
Por el contrario, en Estados Unidos el precio del gas natural ha disminuido debido a la «revolución del shale gas», que ha incrementado la producción de gas a niveles récord. Sin embargo, la demanda doméstica no ha crecido al mismo ritmo, lo que genera un exceso de oferta y, por lo tanto, precios más bajos. Además, «aunque la capacidad de exportación de GNL ha crecido, aún existen limitaciones que no permiten equilibrar completamente la oferta y demanda», explica Mateos.
El experto energético incide en la existencia de varios factores que podrían afectar en los precios a futuro, tales como la expansión de la infraestructura de GNL en Europa y Estados Unidos con el objetivo de equilibrar mejor la oferta y la demanda. Diego también menciona que las políticas enfocadas en energías renovables y la transición energética podrían reducir la dependencia del gas natural, influyendo en su precio a largo plazo. Asimismo, un cambio en la situación geopolítica, como el fin de las sanciones a Rusia o nuevos conflictos, podría alterar drásticamente el mercado del gas natural; o, incluso, cualquier movimiento en el mercado asiático, ya que tiene una influencia directa sobre el mercado del gas.
La conversión del gas natural en GNL, su transporte y posterior regasificación conlleva costos adicionales significativos. Según Mateos, el proceso de licuefacción añade entre 6.83 €/MWh y 10.25 €/MWh, el transporte marítimo añade entre 3.42 €/MWh y 6.83 €/MWh, y la regasificación implica un coste adicional de entre 1.71 €/MWh y 3.42 €/MWh. «Estos costos reflejan la complejidad y los recursos necesarios para llevar el gas natural a Europa», afirma el experto energético. En total, el sobrecoste asociado con estos procesos se estima entre 11.96 €/MWh y 20.50 €/MWh.
En conclusión, el cambio de Europa hacia la importación de GNL ha introducido costos adicionales significativos en la cadena de suministro de gas. «Se tiende a comparar los precios que se pagaban antes de la pandemia para ver si el gas está caro o barato», señala Diego, pero no sería apropiado utilizar esas referencias, ya que habría que añadir a dichos precios los costes añadidos del GNL. «Lo correcto sería establecer el precio mínimo registrado en 2024 como un suelo de precio y utilizarlo como referencia en cada estrategia de compra de gas», recomienda el experto.