Cada día, cerca de una de cada cinco jóvenes contrae matrimonio antes de alcanzar la adultez, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Población (UNFPA). A pesar de ser una práctica ilegal y casi universalmente condenada, el matrimonio infantil sigue siendo común en diversas partes del mundo. La historia de Ranu Chakma, quien fue casada a los 14 años y perdió a su primer hijo a los 16, ilustra la dura realidad que viven muchas niñas en lugares como Teknaf Upazila, en la costa sur de Bangladesh.
Aunque la mayoría de los países han implementado prohibiciones contra esta práctica, muchas naciones aún definen edades legales para el matrimonio que no corresponden con los 18 años o que permiten excepciones, como el consentimiento parental o normas religiosas. Esto ha resultado en la existencia de aproximadamente 640 millones de mujeres y niñas que han sufrido un matrimonio infantil en el transcurso de sus vidas. La falta de registro legal en muchos casos dificulta la aplicación real de las leyes.
Transformar la situación del matrimonio infantil requiere no solo un enfoque legislativo, sino también un cambio en la percepción que tiene la sociedad sobre el valor de las niñas. Iniciativas como el programa Taalim-i-Naubalighan en Bihar, India, están promoviendo una nueva comprensión sobre los roles de género y los derechos humanos, empoderando a las jóvenes para que tomen control sobre sus vidas. Altamash, un joven que apoyó a su hermana en su deseo de seguir estudiando en lugar de casarse, demuestra cómo estos programas pueden tener un impacto positivo.
Durante crisis humanitarias, el matrimonio infantil a menudo aumenta, ya que los padres piensan que un marido puede ofrecer protección y estabilidad. Sin embargo, esta práctica perpetúa un ciclo de violencia y desigualdad, obligando a las niñas a abandonar la escuela y comprometiendo su salud y bienestar. Así lo cuenta Nicolette, de 16 años, en Madagascar, quien, tras asistir a una sesión de sensibilización, se dio cuenta de las consecuencias del matrimonio infantil y ahora busca informar a otras jóvenes de su comunidad.
Es fundamental también desmentir algunos mitos comunes sobre esta práctica. El matrimonio infantil no es solo un problema cultural o religioso, y de hecho, muchos líderes de diversas tradiciones abogan en contra de esta fenómeno. Así lo expresa Shirkhan Chobanov, imán de Tiflis, quien enfatiza la importancia de la educación antes de formar una familia.
Aunque la mayoría de las víctimas de esta práctica son niñas, también hay niños afectados. Aproximadamente 115 millones de hombres y jóvenes fueron casados antes de cumplir los 18 años. Sin embargo, las tasas son significativamente más altas en las mujeres jóvenes, donde uno de cada cinco se ha casado antes de los 18 años, en comparación con uno de cada 30 hombres jóvenes. Las causas del matrimonio infantil son múltiples y complejas, incluyendo la desigualdad económica, el acceso limitado a servicios de salud y la desigualdad de género, que requieren atención inmediata y estrategias integrales para su resolución.
La lucha contra el matrimonio infantil es, por tanto, una tarea que involucra a toda la sociedad, y la educación y el empoderamiento de las jóvenes son esenciales para crear cambios duraderos. Sin una visibilidad clara de las implicaciones de esta práctica, su perpetuación seguirá siendo un reto crítico en todo el mundo.
Fuente: ONU últimas noticias