Desertización: Entendiendo su Impacto y las Esperanzas de Inversión

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¿Qué es la desertización? Los expertos confían en que pueda invertirse la devastadora tendencia

El 2 de diciembre, representantes de países de todo el mundo se reunirán en Riad, Arabia Saudita, para participar en una conferencia bajo los auspicios de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación. Este evento busca abordar la grave problemática de la degradación de tierras, con el objetivo de iniciar un cambio hacia la regeneración de ecosistemas vitales. En este contexto, la ONU ha destacado cinco aspectos cruciales que evidencian la importancia de actuar para preservar la salud de los suelos y evitar que el planeta se convierta en un basurero.

En primer lugar, la relación entre la vida humana y la tierra es innegable. Sin un suelo saludable, no hay posibilidad de sustentar la vida; la tierra es responsable de alimentar, vestir y alojar a la humanidad, a la vez que regula el clima y sostiene la biodiversidad. Sin embargo, hasta el 40% de la superficie terrestre está degradada, afectando a aproximadamente 3,200 millones de personas en todo el mundo. Desde la deforestación en Haití hasta la desecación del lago Chad y la pérdida de tierras agrícolas en Georgia, la degradación afecta a cada rincón del globo.

La segunda cuestión, relacionada con los procesos de desertificación, revela que cada año se pierden alrededor de 100 millones de hectáreas de tierra productiva. Este fenómeno es el resultado de múltiples factores, incluidos las variaciones climáticas y la sobreexplotación de los recursos naturales. Muchas de estas tierras han tardado siglos en formarse, y su deterioro irreparable pone en riesgo la capacidad de las comunidades de afrontar futuras sequías, que se prevé que afecten a tres de cada cuatro personas en el mundo para 2050.

En cuanto al clima, la degradación de la tierra y el cambio climático están íntimamente ligados. Los ecosistemas terrestres absorben una parte significativa de las emisiones de CO2 producidas por el ser humano, pero la mala gestión del territorio compromete esta capacidad. La deforestación, que continúa avanzando, ha reducido los bosques intactos a solo el 60% de la superficie total, muy por debajo del objetivo del 75% establecido por la ONU.

A pesar de estas dificultades, existe esperanza. La humanidad tiene la tecnología y el conocimiento necesarios para invertir la degradación y restaurar la tierra. La Convención de las Naciones Unidas establece que es esencial restaurar 1,500 millones de hectáreas de tierras degradadas para el año 2030, un objetivo que ya está siendo abordado por diversas comunidades y agricultores a nivel mundial.

Finalmente, el encuentro en Riad tiene como metas acelerar la restauración de tierras, aumentar la resiliencia ante desastres climáticos, promover la salud del suelo y asegurar la equidad en la gestión de los recursos. La participación activa de jóvenes, expertos, políticos y organismos de la sociedad civil será fundamental para garantizar un enfoque colaborativo y eficaz ante esta amenaza global. La Convención representa, por tanto, una oportunidad crucial para trazar un futuro sostenible para nuestras tierras y, en consecuencia, para la humanidad misma.
Fuente: ONU últimas noticias