Las inundaciones en el sur de Asia, los incendios forestales en Norteamérica y las temperaturas récord en Europa revelan una cruda realidad: el cambio climático avanza a un ritmo que supera las respuestas políticas. Ante esta urgencia, el Secretario General de la ONU, António Guterres, ha convocado una Cumbre sobre el Clima durante la semana de alto nivel de la Asamblea General, que se llevará a cabo el 24 de septiembre en Nueva York. Este encuentro busca presionar a los países para que refuercen sus compromisos climáticos antes de la Conferencia sobre el Cambio Climático (COP30), programada para noviembre en Belém, Brasil.
La naturaleza de este evento es distinta a la de una negociación habitual, centrándose en la presentación de propuestas concretas por parte de jefes de Estado, gobiernos, empresas y representantes de la sociedad civil. El objetivo es que los firmantes del Acuerdo de París presenten medidas nuevas o actualizadas que reflejen un compromiso audaz hacia la próxima década. Sin embargo, Guterres ha señalado que, hasta el momento, los compromisos existentes son insuficientes, con solo una minoría de países que cuenta con planes vigentes para 2025.
La ciencia ha sido clara: el año 2024 fue el más caluroso registrado, con un incremento de 1,6°C por encima de los niveles preindustriales. Este contexto se complica aún más por la fragmentación política y la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París en 2025, lo que genera incertidumbre sobre el apoyo financiero comprometido con las naciones en desarrollo.
Pese a estos desafíos, la situación presenta también señales alentadoras, como la inversión en energías limpias, que alcanzó los dos billones de dólares en 2024, superando a los combustibles fósiles por primera vez. La Cumbre de la ONU se plantea como una oportunidad para consolidar este progreso.
Los resultados de esta reunión en Nueva York, se anticipan cruciales para marcar la pauta de la próxima COP30, que se enfocará en la justicia climática, la protección del medio ambiente y la adopción de energías renovables. Se observa con atención si los principales emisores podrán presentar planes que cierren la brecha de emisiones, si se escalará la financiación, especialmente en relación con el Fondo de Pérdidas y Daños, y si se reconocerá que la expansión de los combustibles fósiles es incompatible con los objetivos del Acuerdo de París.
El futuro del Acuerdo de París depende de los resultados de la Cumbre. Para muchas comunidades afectadas por desastres climáticos, como las inundaciones en Pakistán e India, el cambio climático se presenta no como una oportunidad, sino como una cuestión de supervivencia. La Cumbre de septiembre, aunque no reemplaza a la COP30, podría resultar igualmente decisiva si se logran compromisos audaces y financiamiento efectivo.
Además de la cumbre principal, la Asamblea General incluirá Diálogos de Soluciones, donde gobiernos locales, empresas y la sociedad civil podrán colaborar y discutir estrategias en áreas clave como la mitigación, la adaptación, la financiación, la integridad de la información y otros temas transversales. Las propuestas surgidas de estos diálogos se integrarán en un resumen presentado al finalizar el evento.
Fuente: ONU últimas noticias