La Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) es una patología común que afecta a una parte considerable de la población, pero que a menudo es infradiagnosticada. Está íntimamente relacionada con el tabaquismo, según explica el Dr. Aitor Asensi, jefe del servicio de Neumología de Policlínica Gipuzkoa. Esta enfermedad respiratoria crónica impacta principalmente a los bronquios, causando un estrechamiento de las vías respiratorias que dificulta el paso del aire y provoca síntomas preocupantes como fatiga, tos y una sensación de ahogo inminente.
La causa principal de la EPOC es la exposición al humo del tabaco, lo que significa que aquellos que han fumado, que fuman actualmente o que han estado expuestos al humo de manera prolongada corren un mayor riesgo de desarrollar esta enfermedad. Sin embargo, uno de los aspectos más difíciles de la EPOC es que sus síntomas iniciales son muy sutiles y pueden confundirse fácilmente con otros problemas de salud o incluso con el proceso natural de envejecimiento. El Dr. Asensi advierte que los antecedentes de tabaquismo junto con síntomas como la falta de aire, el cansancio al realizar actividades cotidianas, la tos persistente y el exceso de flemas deben alertar a los pacientes sobre la posibilidad de desarrollar EPOC.
Para prevenir la enfermedad o frenar su evolución, el abandono del tabaco es crucial. El Dr. Asensi asevera que la medida más eficaz es dejar de fumar: «Si un paciente con riesgo deja de fumar, lo más probable es que no desarrolle la enfermedad o que lo haga de forma mucho más lenta». Además, el doctor enfatiza la importancia de mantenerse activo físicamente y menciona la rehabilitación respiratoria como una herramienta invaluable para optimizar el funcionamiento de la musculatura respiratoria y minimizar los síntomas.
El diagnóstico precoz es esencial, ya que detectarla a tiempo permite iniciar un tratamiento antes de que se produzca un deterioro significativo de la función pulmonar. El Dr. Asensi subraya que «el paciente debe ser consciente de que tiene una enfermedad para poder actuar de forma precoz y evitar el declive de la función pulmonar». Un retraso en el tratamiento podría resultar en una mayor frecuencia de síntomas, complicaciones adicionales y una reducción significativa en la calidad de vida del paciente.
Finalmente, el Dr. Asensi dirige un mensaje esperanzador a aquellos que viven con EPOC y a sus familias, manifestando que «es una enfermedad a la que no hay que tenerle miedo». Si bien su impacto se siente en la calidad de vida, es fundamental detectarla, aplicar el tratamiento adecuado y evitar factores como el tabaquismo y la falta de ejercicio que pueden agravar la situación.




