De los Patios de Tiflis a las Salas Virtuales: Jóvenes Imaginando la Paz Más Allá de las Divisiones

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Desde los patios de Tiflis hasta las salas virtuales, las jóvenes imaginan la paz más allá de las divisiones

En una región que ha estado marcada por tensiones y conflictos, está surgiendo un nuevo liderazgo —silencioso, persistente y, sobre todo, femenino— que busca construir puentes en lugar de muros. Durante la reunión de la Alianza de Civilizaciones de las Naciones Unidas (UNAOC) en Riad, un foro juvenil reunió a jóvenes del Cáucaso Meridional, quienes están transformando la narrativa de la reconciliación. En lugar de recurrir a negociaciones formales, estos jóvenes promueven el diálogo en espacios informales como patios o sesiones virtuales, fomentando amistades entre comunidades que alguna vez se consideraron distantes.

Ana Kuprava de Georgia, Maria Yesayan de Armenia y Shahim Afandiyeva de Azerbaiyán, tres participantes del programa Jóvenes Constructores de la Paz de la UNAOC, han lanzado una iniciativa llamada «De fronteras a puentes». Este proyecto de cuatro meses busca unir a jóvenes de distintas nacionalidades y religiones en un entorno colaborativo. Ana, con raíces en Tiflis, destaca que, a pesar de la diversidad, la colaboración entre diferentes grupos étnicos en Georgia es limitada. Su proyecto reunió a 50 jóvenes de diversas procedencias, algunos provenientes de grandes ciudades y otros de aldeas remotas, donde muchos nunca habían interactuado con personas de comunidades vecinas.

A través de módulos en línea y ejercicios creativos, descubrieron que la coexistencia es parte de la historia compartida de su región, aunque a menudo se encuentra olvidada. Shahim refuerza esta idea, señalando que la confianza se construye lentamente y que cada pequeño gesto cuenta hacia un cambio mayor. Ella enfatiza que no se necesitan grandes recursos para contrarrestar el extremismo, sino una intención genuina de conectarse y colaborar.

María, desde Armenia, subraya la importancia del papel de las mujeres en procesos de paz, especialmente en áreas con un trasfondo de desconfianza. Los jóvenes participantes, a pesar de las complejidades políticas y lingüísticas, mostraron un genuino interés en aprender y cambiar su entorno. El impacto del proyecto no se detuvo con su culminación; muchos de los jóvenes continúan en contacto, compartiendo ideas y apoyándose mutuamente en la creación de iniciativas propias.

Para estas líderes emergentes, el programa de la UNAOC no solo ofreció habilidades y herramientas prácticas, sino que también les permitió generar confianza en comunidades que inicialmente parecían escépticas. Aprendieron que el cambio real no siempre necesita de grandes titulares; puede surgir de conversaciones sinceras, historias compartidas y momentos de reconocimiento mutuo.

Las tres mujeres coinciden en que la paz en su región no se puede construir solo desde la geopolítica, sino que debe ser una paz inclusiva y humana, donde los jóvenes jueguen un papel central. A medida que se alejan de las narrativas de conflicto, están reescribiendo su futuro, un diálogo a la vez.
Fuente: ONU últimas noticias