En los últimos años, ha surgido una creciente preocupación sobre la cercanía entre las empresas tecnológicas y el gobierno. La manera en que estas compañías responden a las solicitudes de datos del gobierno —ya sea cumpliendo con una orden, exigiendo una orden judicial o incluso luchando contra mandatos poco claros— se ha convertido en un indicador crítico de la privacidad digital en una época en la que las empresas parecen tener más información sobre nosotros que nuestros amigos y familiares más cercanos. Un caso notable se presentó en 2022, cuando las autoridades emitieron una orden a Facebook solicitando los mensajes de una adolescente de 17 años, que luego se utilizaron como evidencia en un juicio criminal relacionado con un aborto. En respuesta, Facebook anunció en 2023 que encriptaría su sistema de mensajería, de forma que la compañía ya no tendría acceso al contenido de esas comunicaciones.
Las implicaciones de la privacidad de las comunicaciones y la relación entre estas empresas y el gobierno son significativas. La creciente simbiosis entre grandes compañías tecnológicas y el gobierno de Estados Unidos plantea serias dudas sobre la capacidad de las empresas para cuestionar las solicitudes de datos y sobre la posibilidad de implementar regulaciones tecnológicas y leyes de privacidad del consumidor. Esta situación resalta la necesidad de que los usuarios sean más conscientes del tipo de datos que permanecen en los servidores de estas empresas y de la facilidad con la que pueden ser accesibles por sus dirigentes.
La Electronic Frontier Foundation (EFF) ha estado promoviendo la adopción de plataformas que valoren la encriptación de datos. Entre sus esfuerzos, han instado a que la encriptación de extremo a extremo para comunicaciones en línea y datos sensibles almacenados sea la norma. Este tipo de encriptación garantiza que una conversación sea privada entre el usuario y el destinatario, sin ser accesible por la plataforma que la aloja o por terceros. Gracias a los esfuerzos de la EFF y otras organizaciones, hoy existen varias opciones de aplicaciones y plataformas que priorizan la privacidad de los usuarios más que en generaciones anteriores.
Sin embargo, no todas las implementaciones de encriptación son igualmente seguras. Algunas pueden estar mal implementadas o no contar con la adopción necesaria para atraer la atención de investigadores de seguridad. Además, esta encriptación no puede proteger contra amenazas como el acceso no autorizado a tu dispositivo o la captura de pantallas de una conversación. Por tanto, resulta fundamental que los usuarios utilicen plataformas que implementen encriptación de manera efectiva y que estén dispuestos a adoptar las herramientas apropiadas para maximizar su privacidad.
Algunos ejemplos de plataformas populares incluyen Facebook Messenger, que ahora utiliza encriptación de extremo a extremo por defecto en chats privados, mientras que en grupos es opcional. Otras empresas, como X, ofrecen encriptación opcional pero con ciertas condiciones, como la necesidad de una verificación de pago. Aplicaciones como Signal y WhatsApp también garantizan una comunicación segura, ya que ofrecen encriptación por defecto.
Para los usuarios en situaciones de alto riesgo, la historia se complica aún más, ya que pueden ser vulnerables a ataques dirigidos, independientemente de si están utilizando plataformas encriptadas. Es crucial que todos los involucrados en una conversación verifiquen sus claves de encriptación para protegerse de posibles ataques de intermediarios.
A medida que las compañías de tecnología se acercan a sectores del gobierno con amplias capacidades de vigilancia, los usuarios deben considerar la posibilidad de trasladar sus datos a plataformas que prioricen la privacidad. La decisión de elegir una plataforma sobre otra envía un mensaje claro sobre lo que valoramos en una empresa y sobre la protección de nuestra información personal.
Fuente: EFF.org