Altos funcionarios de la ONU han advertido que la ciudad de El Fasher, en Darfur del Norte, ha caído en un estado de “infierno aún más oscuro” tras la reciente toma de control por parte de la milicia de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), después de un asedio que duró 500 días. Esta situación ha forzado a decenas de miles de personas a huir a pie, en medio de horrendos informes de ejecuciones masivas, violaciones y hambrunas.
En una reunión informativa con miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, Tom Fletcher, máximo responsable de ayuda humanitaria, subrayó que las violaciones y asesinatos se cometen con total impunidad. «No podemos oír los gritos, pero, mientras estamos aquí sentados hoy, el horror continúa», expresó.
La caída de El Fasher, último bastión significativo de las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF) en la región, ha desencadenado un aumento de la violencia. Según los informes, los combatientes de la RSF han comenzado a entrar en los hogares de los ciudadanos, llevando a cabo ejecuciones generalizadas. Entre las víctimas, se reporta que casi 500 pacientes y sus acompañantes fueron asesinados en el Hospital Materno Saudí.
Fletcher comentó que decenas de miles de civiles aterrorizados y hambrientos están en movimiento, enfrentándose a extorsiones, violaciones y violencia durante su intento de escapar. Las implicaciones de la caída de El Fasher son profundamente preocupantes, afirmó la subsecretaria general para África, Martha Pobee, destacando un claro cambio en las dinámicas de seguridad regional.
Los combates se han intensificado en Kordofán, donde la RSF ha capturado la ciudad de Bara, y los ataques aéreos de ambas partes se están extendiendo a nuevas áreas, lo que amplía el alcance territorial del conflicto. Pobee advirtió que el riesgo de atrocidades masivas y violencia por razones étnicas sigue siendo alarmantemente alto.
La Oficina de Derechos Humanos de la ONU ha documentado casos de asesinatos, ejecuciones sumarias y represalias étnicas en El Fasher y Bara, con un “notable” aumento en el número de civiles asesinados en los últimos días. La situación ha sido comparada con los horrores de hace dos décadas en Darfur, y se ha planteado que la reacción global actual es una muestra preocupante de apatía.
Desde que estalló el conflicto en abril de 2023, tras una lucha de poder entre las SAF y las RSF, se ha desatado un ciclo de violencia que incluye asesinatos étnicos y desplazamientos masivos. Más de cuatro millones de personas han huido a países vecinos, lo que ha exacerbado la crisis humanitaria en una región ya vulnerable.
Dentro de Sudán, más de 24 millones de personas se enfrentan a inseguridad alimentaria, y muchos llegan a Tawila, donde los equipos humanitarios informan sobre traumas y niveles alarmantes de desnutrición. Fletcher instó al Consejo de Seguridad a actuar de manera inmediata y contundente para detener las atrocidades y facilitar el acceso humanitario, subrayando la necesidad de poner fin al flujo de armas que alimenta el conflicto. La urgencia de la situación es evidente, y las imágenes que surgen desde El Fasher son un crudo recordatorio del horror en curso.
Fuente: ONU últimas noticias





