Combu: La Isla Brasileña Donde los Productores de Chocolate Transforman el Futuro Climático

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En la isla brasileña de Combu, los fabricantes de chocolate tienen la clave para la acción climática

La isla de Combu se alza como un vibrante refugio verde en el corazón del río Guamá, en Brasil, simbolizando la fusión entre la naturaleza y las comunidades locales. Este lugar no solo es hogar del cupuaçu, el taperebá, la pupunha, el araçá y el cacao, sino que también representa la cultura y la identidad de quienes lo habitan. En este entorno de extraordinaria belleza, se escucha un mensaje crucial: para proteger los bosques del mundo, es esencial salvaguardar primero a las personas que dependen de ellos.

Situada a solo media hora en barco de Belém, donde se celebra la Conferencia sobre el Cambio Climático de la ONU (COP30), Combu se ha convertido en un ejemplo de cómo las iniciativas comunitarias pueden ser la clave en la lucha contra el cambio climático. La Asociación Filha do Combu, fundada por Izete Costa, conocida como Dona Nena, ha crecido desde sus humildes comienzos en la producción de chocolate con cacao local hasta convertirse en una fuente de ingresos y desarrollo sostenible.

Dona Nena inició su aventura empresarial con la producción de chocolate a pequeña escala, vendiendo sus productos en ferias locales. Tras completar una formación profesional, logró expandir su negocio, dirigiendo hoy una fábrica y un programa turístico que no solo genera ingresos, sino que también educa a los visitantes sobre la producción de chocolate en la selva. De los 20 empleados de la planta, 16 son mujeres, quienes son fundamentales para el éxito del proyecto.

El enfoque agroecológico en su producción destaca la importancia de las especies autóctonas, que trabajan en conjunto para mejorar los rendimientos. Dona Nena integra el bosque en su producción, enriqueciendo la tierra sin talar árboles, en un esfuerzo por mantener la salud del ecosistema.

A pesar de los avances, la fábrica enfrenta desafíos como la inestabilidad del suministro eléctrico y el impacto del cambio climático. La dependencia de la energía solar ha permitido una producción constante, pero las interrupciones en el suministro eléctrico siguen siendo un problema. Además, el clima adverso ha reducido las cosechas de cacao, y la comunidad actualmente sufre la falta de lluvia, lo que ha generado preocupaciones sobre la provisión de agua potable.

La presidenta de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Annalena Baerbock, visitó recientemente la comunidad y expresó su apoyo a la iniciativa, enfatizando la necesidad de soluciones locales que contribuyan al crecimiento económico y al desarrollo sostenible en el marco de la lucha contra la crisis climática. Baerbock subrayó la importancia de establecer conexiones entre estos modelos y la acción a gran escala para limitar el calentamiento global.

Durante su visita, Baerbock y Dona Nena reflexionaron sobre la interconexión entre las mujeres productoras y la calidad del chocolate, destacando el empoderamiento femenino como un componente clave del proyecto. Un paseo por el bosque reveló lecciones sobre la fragilidad de los ecosistemas y la resiliencia de la naturaleza, simbolizadas por un árbol taperebá y la esperanza representada por un antiguo sumaúma, testigo de la historia y la necesidad de futuras generaciones. La colaboración entre las comunidades locales y la involucración en foros internacionales es vital para asegurar un futuro sostenible y equilibrado.
Fuente: ONU últimas noticias