La literatura femenina de los últimos años tiene unas características comunes. Se han puesto de moda una serie de novelas que nos muestran el perfil de una mujer desenfadada, femenina, independiente, trabajadora y muy en la onda. Al estilo «joven y sobradamente preparada». Son las novelas que se encuadran dentro de un nuevo género emergente denominado «chick lit«.
Este término, introducido por Cris Mazza y Jeffrey DeShell en 1995 se extendió rápidamente entre la población. En estas novelas nos alejamos del estereotipo de novela romántica donde la mujer depende de los hombres y está expuesta a sus designios y nos la muestran en un rol mucho más activo y pasional.
La frescura y la variedad de temas que se tocan, todos ellos muy actuales y modernos. Las mujeres se parecen más a Carrie Bradshaw que a los personajes tradicionales de los cuentos de hadas. Y sus príncipes azules ahora llevan cartera de ejecutivo, teléfono móvil y chaqueta, aunque siempre tienen un punto bohemio que las termina de enamorar. Los escenarios suelen ser grandes capitales, como Londres, Nueva York, Madrid o París, derrochando glamour por los cuatro puntos cardinales.
Aunque hay obras anteriores, tal vez la más popular ha sido El diario de Bridget Jones, que acabó llevándose al cine con gran éxito y ayudando a popularizar el género. En España, tal vez la autora que más destaca es Rebeca Rus, que con Sabrina 1 – El mundo 0 comenzó con una serie de novelas para chicas que rápidamente la catapultaron a la fama.
A raíz de esta tendencia surgieron unas sub-categorías o variaciones dirigidos a un público femenino pero mucho más específico, como por ejemplo las novelas chica-lit, orientadas a mujeres latinas residentes en Norteamérica o las que segregan por edades: teen-lit para adolescentes (al estilo Gossip Girl) y las matrona-lit, para mujeres más adultas. Como ves, todo un mundo en la literatura femenina que evoluciona con los nuevos tiempos.
