‘Caza a la espía’, el villano en casa

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Desde que Tony Scott ofreció su mejor versión con Spy Game por allá en 2001 que el menú cinematográfico no ofrecía una película de espías “humanos”, hablando en propiedad, en contraposición a los imbatibles James Bond, Jason Bourne, Ethan Hunt, Salt y compañía.

Caza a la espía (Fair Game) cuenta la historia real y reciente de Valerie Palme (Naomi Watts), una espía encubierta de la CIA que trabaja investigando el nivel de “peligrosidad” de Irak después del atentado del 11-S. A medida que avanza va descubriendo que el enemigo no son terroristas extranjeros, si no un Gobierno estadounidense encabezado por George W. Bush que está obsesionado con entrar en guerra a cualquier precio. La proximidad a la verdad sumerge a Valerie en una espiral de descalificaciones, perjurios y amenazas que destruyen poco a poco su persona, su familia y su vida.

Con un discurso extraordinario y evocador, Doug Liman hace de Caza a la espía un trepidante viaje bidireccional narrado a la perfección, con un relato muy significativo en la historia reciente del mundo que abarca este lamentable episodio de EEUU desde las más altas esferas hasta el ciudadano de a pie, todo centrado en Valerie y su marido Joseph Wilson, que interpreta el siempre fantástico Sean Penn.

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El mensaje positivo de esta película sobre el poder del ciudadano y sobre los derechos básicos de las personas, no debe confundirse por un mensaje moralista y eminentemente americano ya que, acertadamente, jamás hace hincapié en el patriotismo y la humanidad de los protagonistas pasa por encima de las heroicidades, se muestran como seres vulnerables y cercanos con los que es muy fácil empatizar.

Doug Liman maneja a la perfección los tiempos de su película y de sus personajes, cuida bien el ritmo de la narración y se muestra técnicamente excelente en todos los aspectos de la producción, dejando un rastro abundante de secuencias brillantes tanto en la forma como en el contenido, con dos actores excelentes que son media película y redondean el conjunto.

Lo peor de Caza a la espía es que puede pasar desapercibida o despertar recelo por la reiterativa temática de las secuelas del 11-S, pero lo cierto es que Doug Liman ha firmado aquí la mejor película de su carrera hasta ahora. Y este tío ha dirigido El Caso Bourne.

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ANÉCDOTA:

Fair Game es el título de la novela que la Valerie Palmer real escribió para destapar estos hechos y defender su integridad, y en cuyo relato se ha basado esta película (junto con el libro de su marido The Politics of Truth). En argot espía norteamericano, “fair game” es una expresión que se utiliza para referirse a un “blanco fácil”. Un título muy adecuado para la película porque pone de manifiesto la vulnerabilidad de la espía cuando sus principios y todo por lo que había luchado se la gira en contra para destruirla.