El primer informe sobre el Estado del Clima en la Región Árabe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) presenta un panorama alarmante en un contexto donde el aumento de las temperaturas y fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más frecuentes. La entidad de la ONU ha revelado que varios países de la región superaron temperaturas de 50 °C el año pasado, y que las temperaturas medias para 2024 son un 1,08 °C más altas que el periodo de referencia entre 1991 y 2020.
Celeste Saulo, responsable de la OMM, ha señalado que estas temperaturas extremas están llevando a la sociedad al límite, afirmando que «es simplemente demasiado calor para manejarlo». La salud humana, los ecosistemas y las economías, ha advertido, no pueden soportar prolongados períodos de calor extremo. La OMM también destacó el aumento de la frecuencia y severidad de las sequías en una de las regiones con mayor estrés hídrico, así como las precipitaciones extremas que generan desastres.
El informe documenta un incremento del 83% en los desastres naturales en naciones árabes entre los periodos de 1980-1999 y 2000-2019, resaltando que la combinación de calor extremo, tormentas de arena y sequías ha creado un cóctel destructivo. La sequía se ha intensificado en el norte de África occidental, perjudicando severamente a países como Marruecos, Argelia y Túnez, mientras que las lluvias extremas han causado estragos en regiones tradicionalmente áridas como Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos.
Las comunidades ya presionadas por conflictos y un crecimiento poblacional acelerado se ven aún más amenazadas por estos fenómenos. La OMM ha subrayado la necesidad de implementar medidas de adaptación más sólidas, ya que sin acción coordinada, estas crisis climáticas solo se intensificarán.
El informe ha indicado que 2024 fue el año más caluroso registrado en la región, con temperaturas que aumentan casi al doble del promedio global. Además, se ha apreciado que cerca del 60% de los países árabes ahora cuentan con sistemas de alerta temprana, aunque la OMM ha instado a mejorar la coordinación en la acción climática para enfrentar estos desafíos.
La vida diaria de los ciudadanos se encuentra cada vez más en riesgo. Las áreas urbanas se enfrentan a amenazas para el suministro de energía y la salud pública, sobre todo para aquellos que trabajan al aire libre o viven en condiciones precarias. En el ámbito rural, la prolongada sequía ha perjudicado la producción de alimentos, forzando a las comunidades a tomar decisiones difíciles en cuanto al uso de agua.
Claire Ransom, científica de la OMM, ha subrayado que el calor extremo es solo uno de los desafíos climáticos, apuntando a que otros fenómenos como las tormentas de arena y las inundaciones severas están causando estragos en las comunidades, interrumpiendo vidas y ocasionando pérdidas económicas significativas.
Sin embargo, el informe también destaca ciertos avances, como la expansión de sistemas de preparación y la inversión en adaptación climática. A pesar de estos esfuerzos, la OMM enfatiza que solo una acción rápida y colaborativa podrá evitar que la región enfrente situaciones aún más adversas en el futuro.
Fuente: ONU últimas noticias





