La evolución del gusto en la decoración de interiores ha llevado a un dramático cambio en las tendencias y estilos que predominan en nuestros hogares. Según expertos en diseño, prácticas que antes eran consideradas un estándar de elegancia y sofisticación, hoy día se ven con recelo y desaprobación. Elementos que antaño adornaban espacios de manera habitual, como el uso excesivo de bordados, dorados y estampados llamativos, han pasado a ser casi un “pecado mortal” en el mundo de la decoración contemporánea.
En un recorrido por diversos hogares y espacios públicos, se observa una clara preferencia por lo minimalista y lo funcional. Los diseñadores coinciden en que la paleta de colores neutros y la simplicidad de las líneas son ahora el ideal a seguir. “La búsqueda de la armonía y la tranquilidad ha llevado a muchas personas a deshacerse de adornos que antes consideraban esenciales”, comenta Clara Ruiz, diseñadora de interiores con más de dos décadas de experiencia.
De acuerdo con un estudio reciente, más del 70% de los encuestados aseguró que evitarían incluir elementos decorativos que solían ser populares en décadas pasadas. La comunidad decorativa se ha vuelto cada vez más crítica, y lo que antes se consideraba un signo de estatus puede ser objeto de burla en redes sociales y foros especializados. La “sobredecoración”, término que se utiliza para describir espacios que se ven saturados de elementos decorativos, es un concepto que muchos buscan evitar a toda costa.
La moda también ha influido en esta transición. Las influencers de estilo han promovido un enfoque más “despojado” en la decoración, donde menos es efectivamente más. Espacios abiertos y luminosos toman protagonismo, y las plantas de interior han ganado popularidad como el único toque decorativo que se celebra sin reservas.
Sin embargo, este cambio radical no está exento de críticas. Algunos puristas de la decoración argumentan que la tendencia actual ha llevado a la eliminación de la personalidad en los hogares, priorizando la estética sobre la calidez y la historia de cada espacio. “A veces, un poco de exceso puede contar una historia”, señala Javier Martínez, decorador veterano.
En conclusión, la decoración de interiores vive un momento de transformación donde lo que antes era celebrado se enfrenta al juicio de una nueva estética. A medida que la búsqueda de la sencillez y la funcionalidad prevalece, surge la pregunta: ¿estamos perdiendo, sin darnos cuenta, la esencia de lo que hace de un hogar un lugar verdaderamente acogedor? La respuesta parece estar en la búsqueda del equilibrio, donde cada individuo puede encontrar la mezcla perfecta entre nostalgia y modernidad en su propio espacio.