Simoncelli hizo caso a la pizarra de su equipo, ya que desde el muro le marcaban que el tercer puesto le servía para ganar el mundial, que no hacía falta que arriesgase nada, y precisamente fue lo que hizo, se quedó atrás viendo como Aoyama y Álvaro Bautista se peleaban por la victoria, ya que si miraba hacía atrás estaban muy lejos los demás.
De esta manera se sentenció el único título que faltaba por saber, por lo que este año no tendremos ningún campeón del mundo, por cierto ví muy mal la celebración de Simoncelli, puesto que se puso a dar vueltas sin el casco, cuando ellos tienen que ser los primeros en ponérselos.