En la última década, los automóviles han evolucionado de ser simples medios de transporte a complejos dispositivos cargados de tecnología que pueden hacer que incluso el teléfono más moderno se sienta celoso. Equipados con sensores, cámaras y sistemas de GPS, estos vehículos recogen una cantidad significativa de datos y, en muchos casos, los comparten sin el consentimiento de sus propietarios.
El tema de la privacidad en los automóviles ha cobrado gran relevancia, especialmente tras un informe publicado por The New York Times en marzo, que reveló que General Motors estaba compartiendo información sobre los hábitos de conducción de los usuarios con compañías de seguros sin su autorización. Posteriormente, se descubrió que otras marcas de automóviles estaban llevando a cabo prácticas similares, a menudo utilizando un diseño engañoso que dificultaba a los conductores darse cuenta de que estaban optando por participar en tales programas. Para muchos, entender qué datos está recolectando su vehículo y con quién se comparten resulta una tarea complicada debido a la falta de estándares en los sistemas de infoentretenimiento y aplicaciones de las compañías automotrices.
Ante esta situación, los senadores Ron Wyden y Edward Markey han instado a la Comisión Federal de Comercio a investigar estas prácticas, haciendo énfasis en que los fabricantes de automóviles no deberían vender nuestro historial de conducción y localización a corredores de datos o aseguradoras. También sostienen que no debería ser tan complicado para los consumidores discernir qué información se comparte y con quién.
La recolección masiva de datos también plantea serias preocupaciones de privacidad, especialmente para personas que se encuentran en relaciones abusivas, donde el rastreo puede convertirse en una pesadilla. Este año, California consideró tres proyectos de ley destinados a proteger a sobrevivientes de abuso que se ven en peligro por el seguimiento vehicular. Dos de estos proyectos, S.B. 1394 y S.B. 1000, proponían medidas para responder rápidamente a las solicitudes de las víctimas para cortar el acceso remoto de sus agresores a los servicios conectados del automóvil. Sin embargo, un tercer proyecto, A.B. 3139, adoptó un enfoque más inmediato, requiriendo a los fabricantes de automóviles cancelar dicho acceso de inmediato, lo que también podría abrir nuevas vías de acoso para las sobrevivientes.
El tema de la privacidad no se limita a los vehículos; con la creciente implementación de placas digitales que incorporan tecnología GPS, se hace aún más urgente. Aunque uno de estos proyectos de ley fue aprobado, la privacidad de los datos de localización se mantiene como un asunto prioritario ineludible. Además, la introducción de identificaciones digitales ha suscitado inquietudes sobre las potenciales vulnerabilidades en cuanto a privacidad y seguridad, especialmente en su posible uso para la verificación de edad en línea.
Por lo tanto, el problema de la privacidad en los automóviles es cada vez más crítico, lo que genera la necesidad de que tanto el Congreso como los gobiernos estatales promulguen una legislación integral de protección de datos. Estas leyes deben incluir reglas estrictas sobre minimización de datos y requerimientos claros de consentimiento, bajo la premisa de que la privacidad de los consumidores debe extenderse más allá de las computadoras y teléfonos, abarcando también a los vehículos modernos.
Fuente: EFF.org