En 2023, la población carcelaria en la Unión Europea alcanzó aproximadamente los 499.000 prisioneros, lo que representa un aumento del 3,2% en comparación con el año anterior. Este incremento se traduce en una tasa de 111 prisioneros por cada 100.000 habitantes, ligeramente superior a los 108 del 2022.
Desde 1993 hasta la actualidad, el máximo histórico de prisioneros se registró en 2012, con 553.000 internos. Luego de un período de estabilidad entre 2017 y 2019, la cifra disminuyó un 6,6% en 2020, colocándose en 463.000. Sin embargo, entre 2021 y 2023, se observó un significativo aumento del 7,7%.
Al observar las cifras por países, Polonia encabeza la lista con la mayor tasa de prisioneros, alcanzando los 203 por cada 100.000 personas, seguida de Hungría con 187 y Chequia con 181. En el extremo opuesto se encuentran Finlandia (53), los Países Bajos (66) y Eslovenia (68), que presentan las tasas más bajas.
En otro aspecto, 13 países de la UE enfrentaron problemas de hacinamiento en 2023, una situación que ocurre cuando el número de prisioneros excede la capacidad del establecimiento penitenciario. Cipre reportó la mayor tasa de ocupación, con un 226,2%. Francia e Italia también sufrieron esta situación, con tasas del 122,9% y el 119,1%, respectivamente. Las tasas más bajas de ocupación se registraron en Estonia (56,2%), Luxemburgo (60,8%) y Bulgaria (67,7%).
Estos números evidencian no solo un aumento en la población carcelaria, sino también la presión que enfrentan muchos sistemas penitenciarios europeos, lo que plantea serias preocupaciones sobre las condiciones de vida en las cárceles y la efectividad de los programas de rehabilitación y reintegración de los internos.