En 2023, el 10% de los ciudadanos de la Unión Europea (UE) reportaron haber experimentado algún tipo de crimen, violencia o vandalismo en sus vecindarios. Este fenómeno se vuelve más alarmante entre las personas consideradas en riesgo de pobreza, donde la cifra asciende al 12,3%. En contraste, las personas que no se encuentran en esta situación informan un porcentaje del 9,6%.
El análisis por países revela disparidades significativas. En Grecia, el 23,7% de las personas en riesgo de pobreza menciona haber sufrido algún tipo de delito o acto violento, convirtiéndose en el país con la mayor incidencia en esta categoría. Le siguen los Países Bajos con un 21,1% y Bélgica con un 19,5%. En el extremo opuesto, Croacia presenta la cifra más baja, con solo un 1,2% de la población en riesgo de pobreza reportando tales experiencias. Polonia y Lituania tampoco se quedan atrás, con un 2,4% y un 3,6% respectivamente.
El panorama no mejora al considerar a las personas que no están en riesgo de pobreza. Entre este grupo, Grecia lidera nuevamente con un 20,2%, seguido por los Países Bajos (16,1%) y Bulgaria (14,6%). Las cifras más bajas se encuentran en Croacia (1,5%), Eslovaquia (2,4%) y Lituania (2,5%).
Los datos reflejan una preocupación creciente sobre la seguridad en diferentes contextos socioeconómicos dentro de la UE. A medida que avanza el año, es fundamental que las autoridades tomen medidas adecuadas para abordar esta problemática, especialmente en aquellos países donde la incidencia de la violencia y el crimen es notablemente alta. La desigualdad socioeconómica parece jugar un papel crucial en la experiencia de la violencia y la criminalidad, subrayando la necesidad de estrategias integrales que no solo atiendan la seguridad, sino también las condiciones de vida de los ciudadanos.