Los dos primeros latinoamericanos ganadores del máximo galardón literario: El Nobel. Ambos han vivido infinitas anécdotas a lo largo de sus vidas. Resulta difícil seleccionar éste o aquél hecho, quizá insólitos para unos. Al final, me he decidido por estas pequeñas anécdotas que, a veces, pasan desapercibidas u olvidadas, y que a través del tiempo transcurrido cobran relevancia y satisfacen la curiosidad.
La gran poetisa Gabriela Mistral, cuyo nombre verdadero era Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, nacida en Vicuña, en el Valle de Elqui (Chile) 1.889-1.957). Fue la primera mujer latinoamericana que ganó un Nobel de Literatura en 1.945.
Su primera y amarga experiencia en la niñez, ocurrió cuando la Directora del Colegio La Unión, le diagnosticó como «una retrasada mental». Fue devuelta a su casa, diciéndole a su madre: «Que no serviría para otra cosa que, las labores domésticas». Su formación cultural se debe a la constancia y voluntad que tenía por aprender. Una auténtica autodidacta.
Cuando empezó a escribir sus primeros poemas en un diario local (1.904), utilizaba seudónimos tan bellos como «Alguien», «Soledad» y «Alma».
En su juventud, corría el año 1.906, ejercía de ayudante en la Escuela La Cantera, cuando se enamoró, a los 17 años, de un modesto empleado de Ferrocarriles, llamado Romelio Ureta. Por causas desconocidas y no aclaradas, se suicidó en 1.909. Este hecho dejó profunda huella en Gabriela. Fue uno de los grandes amores de su vida.
Corría el año 1.921, durante su estancia en la zona de la Araucania (Chile), conoció a un joven llamado Neftalí Reyes, quién posteriormente sería conocido como Pablo Neruda. Le tuvo bajo su tutela durante los años que estuvo como Directora del Liceo de Temuco.
En Junio de 1.923, se publicó la primera edición de su obra «Desolación», a la vez que su gran amigo Pablo edita «Crepusculario».
Entre los muchos países en que vivió, estuvo en España como Cónsul de la Embajada de Chile. La Guerra Civil le impactó de tal manera, que decidió que la recaudación que se obtuvo por su libro «Tala» (1.938) publicado en Buenos Aires, fuera destinada a instituciones que albergaban a los niños españoles desvalidos durante la guerra.
Una tragedia más se produjo en su vida. En Agosto de 1.943, Juan Miguel, de 17 años, sobrino que siempre le acompañaba en sus viajes, se suicidó. Entonces se rumoreó que era su hijo, pero ella nunca hizo comentario al respecto.
Pasaron los años, hasta que Doris Dana, su fiel secretaria, Albacea y confidente, reveló en una de sus visitas a Chile que, su sobrino era realmente su hijo. Así se derrumbaba uno de los episodios más denigrantes en la vida y obra de Gabriela Mistral.
La chismografía de la época fue aún más lejos. Gabriela fue acusada de lesbiana, por el sólo hecho de no haberse casado nunca. Al romperse los moldes, fue apuntada con el dedo por la sociedad más clasista de Chile. Ante tal situación, aceptó la invitación del Gobierno de Méjico para colaborar en el futuro Plan de Educación en aquel país.
Según cuenta el escritor Sergio Macías, cuando Gabriela salió para Estocolmo con motivo de recoger su merecido Premio Nobel, desconocía como debería vestirse para tal acto; tampoco tenía dinero para ello. Pero hubo un ángel de la guarda que hizo el milagro: el Embajador de Chile. Él se encargó que le confeccionaran uno.
El epitafio que está escrito en su lápida resume lo que fue su vida: «Es mi voluntad que mi cuerpo sea enterrado en mi amado pueblo Monte Grande, en el Valle de Elqui. lo que el alma hace por su cuerpo, es lo que el hombre hace por su pueblo».
De Pablo Neruda, Premio Nobel de 1.971, aún me resulta más complicado seleccionar los sucesos que acontecieron en su vida. Su trayectoria coincide con la de su amiga Gabriela Mistral. En sus comienzos fue docente y también llegó a desempeñar cargos diplomáticos y vivió exiliado.
Entre las muchas anécdotas resalto ésta. En Abril de 1.939 Pablo es nombrado Cónsul Encargado de la Inmigración Española, aunque su título diplomático es Cónsul Particular de Segunda Clase. Su misión consistía en trasladar a Chile un contingente de refugiados.
Entre los meses de Mayo y Agosto de 1.939 organiza y dirige con otros intelectuales de la época, como Diego Rivera, el transporte de cerca de 2.000 refugiados españoles de la Guerra Civil. El barco, bautizado como «Winnipeg» llega a Valparaíso (Chile) el 4 de Setiembre. A este acontecimiento dedicó un poema que dice así: «Todos fueron entrando en el barco/Mi poesía en su lucha había logrado/encontrarles Patria/ Y me sentí orgulloso».
En otra ocasión, el poeta chileno, a quien un grupo de funcionarios anticastristas, le impidió hace 40 años, dar un recital en el Banco Interamericano de Desarrollo, en Washington; logró finalmente su objetivo gracias a una grabación perdida desde entonces. Fue todo un éxito.
Entre la interminable lista de hechos acaecidos, éste sucedió en una reunión de intelectuales, quizá en 1.960, Neruda coincide con Gonzalo Rojas (Premio Principe de Asturias 2.003). Un amigo de ambos, que era muy pícaro, le preguntó.» Pablo ¿Qué crees vos de la poesía de Gonzalo Rojas? A lo que Neruda le contestó:» No es un mal poeta, pero escribe POQUITITO». A esto, Rojas que le escuchó, contesta:«Tú eres un genio, pero escribes DEMASIADITO«. Se sonrieron y se dieron un apretón de manos, y ahí quedó la broma.
De todos es conocido la amistad que unía a los dos Pablos: Pablo Picasso y Pablo Neruda. En 1.960 después de dos años de trabajo en común, se publicó «Toros». Un libro que contenía el poema «Toros» de Neruda, junto a quince litografías, en blanco y negro, de Picasso. De esta publicación se hicieron 500 ejemplares que, desaparecieron rápidamente en el mercado literario.
Hasta el 12 de Diciembre de 1.992, después de diecinueve años de su fallecimiento, pudo cumplirse su deseo: «Que su cuerpo fuese enterrado en su casa de Isla Negra (Chile) frente al mar, que tanto amó y cantó».