El ahogamiento se ha convertido en una crisis de salud pública ampliamente ignorada en América, donde un alarmante 77% de los países no cuenta con estrategias nacionales para prevenir este problema. Un análisis reciente realizado por la Organización Panamericana de la Salud revela que, a pesar de ser una causa de mortalidad completamente evitable, las cifras son preocupantes: más de 17.000 personas perdieron la vida por ahogamiento en la región en 2021.
La recopilación de datos entre 2023 y 2024 en 26 naciones muestra un panorama diverso. Aunque la tasa de mortalidad en América es inferior al promedio global (1,6 frente a 3,8 por cada 100.000 habitantes), la vulnerabilidad está concentrada en dos extremos: los niños menores de cinco años y los adultos mayores de setenta. El doctor Anselm Hennis, director del departamento de Enfermedades No Transmisibles y Salud Mental de la OPS, califica la situación como una tragedia prevenible. «Este informe nos permite entender los avances, identificar brechas y guiar intervenciones que salven vidas», afirmó.
Entre los avances, más del 70% de los países ha establecido sistemas de alerta temprana y programas de búsqueda y rescate. La gran mayoría (92%) implementa regulaciones sobre la seguridad en el transporte acuático de pasajeros, aunque la eficacia de estas normas varía considerablemente.
No obstante, la coordinación entre sectores es deficiente. Solo un 27% de los países tiene mecanismos formales para conectar al gobierno con organizaciones no gubernamentales, y el registro de muertes por ahogamiento en estadísticas vitales es insuficiente, afectando a un 65% de las naciones.
El análisis también señala vacíos regulatorios alarmantes. Apenas nueve países requieren cercado perimetral en piscinas, una medida comprobada para reducir ahogamientos infantiles, y la mayoría no regula las piscinas privadas. Solo un 8% de las currículos escolares incorpora la enseñanza de natación y seguridad acuática, lo que es insuficiente para garantizar la protección de los más jóvenes.
En el ámbito del transporte acuático, menos del 10% de las normativas exige el uso de chalecos salvavidas, y hay una notable falta de regulaciones sobre el consumo de alcohol cerca de cuerpos de agua. La protección para los niños es también insuficiente; solo un 23% de los países promueve barreras físicas para restringir el acceso al agua y tan solo un 15% cuenta con programas de cuidado infantil supervisado.
La Organización Mundial de la Salud estima que aplicar a gran escala dos intervenciones clave —cuidado infantil preescolar y enseñanza básica de natación en escuelas— podría prevenir hasta 774.000 muertes y casi un millón de casos no fatales de ahogamiento para 2050. La rentabilidad de estas medidas es clara: por cada dólar invertido, se recuperarían aproximadamente nueve dólares en beneficios económicos y sociales.
El informe, parte del primer Reporte Global sobre Prevención de Ahogamiento de la OMS, subraya que con un compromiso sostenido, mayores inversiones y una planificación adecuada, América podría tomar el control de esta lucha silenciosa por la vida.
Fuente: ONU últimas noticias