La medicina regenerativa se ha convertido en una opción destacada en el tratamiento del dolor, ofreciendo un enfoque más biológico y personalizado que promueve la activación de los mecanismos de reparación del propio cuerpo. El doctor Rubén Álvarez, especialista en la Unidad del Dolor del Hospital Quirónsalud Vitoria, destaca que estos tratamientos permiten reducir o evitar el uso de medicamentos, favoreciendo la salud natural del paciente.
En esta unidad, se aplican técnicas de medicina regenerativa que han demostrado buenos resultados en la atención de dolores articulares, lesiones deportivas y lumbalgias que han sido resistentes a otros tratamientos convencionales. El doctor Álvarez explica que estos métodos se basan en la utilización de productos ortobiológicos, que son derivados de la sangre o tejidos del propio paciente. Se extrae una muestra biológica que, tras un proceso de centrifugado o tratamiento con luz, se convierte en un concentrado que se reaplica en la zona afectada para estimular la regeneración.
Uno de los tratamientos más comunes es el uso de plasma rico en plaquetas (PRP), que contiene factores de crecimiento esenciales para la reparación celular y la disminución de la inflamación. «Estos factores actúan como señales que facilitan la regeneración de los tejidos dañados sin necesidad de fármacos externos», menciona el doctor Álvarez. Esta terapia se está volviendo cada vez más popular entre personas jóvenes que sufren lesiones deportivas y buscan soluciones menos agresivas y más naturales.
Los tratamientos de medicina regenerativa suelen requerir de dos a tres sesiones para lograr una activación efectiva del proceso regenerativo. A diferencia de las terapias convencionales que proporcionan un alivio inmediato, el PRP lanza una señal al organismo para que inicie su propia recuperación, lo que implica que los efectos son graduales, aunque la mejoría puede ser notoria en algunos casos.
Una de las mayores ventajas de esta terapia es su seguridad. Al ser un producto autólogo, es decir, procedente del propio cuerpo del paciente, se reducen significativamente los riesgos de rechazo y complicaciones. Además, el procedimiento de obtención del PRP es rápido y sencillo, permitiendo a los pacientes recibir un tratamiento que combina eficacia y bajo riesgo en un entorno cada vez más amigable hacia alternativas no invasivas en la gestión del dolor.