Alba Rocosa es una abogada y coach con más de diez años de experiencia, que se destaca por ofrecer soluciones jurídicas de calidad mientras prioriza el bienestar personal de sus clientes. Su enfoque innovador combina asesoramiento legal en el ámbito laboral con un acompañamiento emocional integral, lo que la distingue en un sector tradicionalmente centrado en lo legal.
Con una trayectoria profesional sólida en derecho laboral, Alba ha trabajado tanto con trabajadores como con empresas en diversas situaciones que abarcan despidos, modificaciones de contratos, reclamaciones salariales y acoso laboral. Sin embargo, su verdadera diferencia radica en su compromiso con el aspecto emocional del conflicto laboral.
Reconociendo que estos conflictos a menudo generan emociones intensas como estrés y frustración, Alba ofrece una doble vertiente de atención: la solución legal adecuada y el acompañamiento emocional. Esta metodología no solo ayuda a resolver los problemas legales, sino que también facilita la gestión de las emociones, permitiendo que sus clientes transformen el conflicto en una oportunidad para el crecimiento personal.
Alba busca siempre soluciones conciliatorias, promoviendo acuerdos que eviten la vía judicial siempre que sea posible. Esto contribuye no solo al bienestar emocional del cliente, sino que también reduce los costos adicionales que suelen derivar de los litigios. Además, a lo largo del proceso, brinda herramientas de gestión emocional, como mindfulness e inteligencia emocional, para ayudar a sus clientes a mantener el equilibrio y tomar decisiones conscientes.
Con un enfoque claro y directo, Alba Rocosa se comunica con sus clientes en términos comprensibles, explicando las opciones y posibilidades de éxito de cada caso. El acompañamiento emocional es una parte fundamental de su metodología, y no representa ningún costo adicional, ya que forma parte integral de su enfoque holístico y colaborativo. Con su formación en coaching jurídico y derecho colaborativo, asegura que todas las partes involucradas puedan encontrar soluciones mutuamente beneficiosas, evitando así el desgaste emocional y económico típico de un proceso judicial.