Laila Soueif ha alcanzado los 245 días de huelga de hambre, intensificando su protesta contra los fallos de dos gobiernos en la situación de su hijo, Alaa Abd el-Fattah. La noche del jueves, Soueif fue trasladada nuevamente al hospital, mientras su salud se deteriora drásticamente. La huelga de hambre representa un acto de desesperación ante la continua privación de libertad de su hijo, quien se encuentra encarcelado por el «delito» de compartir una publicación en Facebook sobre la tortura de un compañero detenido.
El gobierno egipcio ha mantenido a Abd el-Fattah tras las rejas, ignorando las solicitudes tanto de justicia como de atención internacional. Por su parte, el gobierno británico, a pesar de que Alaa es ciudadano británico, no ha conseguido asegurar ni una sola visita consular. Esta falta de respuesta pone de manifiesto una inaceptable renuencia a defender los derechos de sus propios ciudadanos.
La situación de Soueif es crítica; su azúcar en sangre está peligrosamente bajo y su familia vive con el temor constante de que cada día sea el último. Los médicos consideran un milagro que aún esté viva, lo que subraya la gravedad de su estado. Su protesta es un clamor por la rendición de cuentas, exigiendo que ambos gobiernos respeten el estado de derecho y los derechos humanos, no solo en palabras, sino también mediante acciones concretas.
Recientemente, el Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas sobre Detenciones Arbitrarias publicó un dictamen tras una investigación de 18 meses, declarando que Abd el-Fattah está siendo detenido ilegalmente por el gobierno egipcio. Además, la negativa de Egipto a permitir el acceso consular del Reino Unido a su ciudadano constituye una violación de las obligaciones internacionales.
Un grupo de 21 organizaciones, que incluye a la EFF, ha instado al primer ministro británico, Keir Starmer, a utilizar todos los recursos disponibles para garantizar la liberación inmediata de Alaa Abd el-Fattah. Esta situación continúa generando tensión y preocupaciones sobre el respeto a los derechos humanos en ambos países.
Fuente: EFF.org
