Hace algunos años visité la ciudad de Londres. El primer recorrido que hice fue el típico reseñado en los catálogos: «Visita Panorámica», en el que incluía pasar por el número 10 de Downing Street, residencia del Primer Ministro del Reino Unido. La fachada del edificio me recordó que los portales londinenses tendían a remedar el aspecto de los templos clásicos, con sus jambajes blancos resaltando en el fondo oscuro de ladrillos. Me tentó la curiosidad por conocer su interior, lamentablemente estaba vedado al público. Entre las personalidades políticas que habitó esta mansión, evoqué a Sir Winston Leonard Spencer Churchill (1.874-1.965) durante las épocas que ocupó su cargo en 1.940-1.945 y 1.951-1.955. Aunque en los últimos años de su vida, yo era una adolescente, recordaba a este singular personaje: un anciano, con cara de bonachón, el eterno puro en la boca y el signo que hacía con sus dedos índice y corazón. Sin embargo, desconocía que había sido Premio Nobel de Literatura en 1.953, y en 1.956 recibió el Premio Carlomagno.
Creo que existe bastante desconocimiento sobre su dedicación a la literatura, y sus obras temáticas son leídas por una minoría. Este es el motivo por el que ofrendo este pequeño homenaje:» Al ser humano más grande que jamás había ocupado el número 10 de Downing Street, uno de los iconos de la Historia Moderna y luchador por la paz».
Las anotaciones que intento reflejar sobre la semblanza de este personaje, es la de Churchill como escritor.
En su juventud, los primeros pasos literarios fueron como corresponsal militar de guerra en la India y Sudán. También escribió varios cuentos, entre ellos el titulado «Hombre al agua», que se publicó en Enero de 1.899. Su fama la adquirió cuando trabajaba como Periodista, corresponsal del «Morning Post» en la guerra de los Boers, en África del Sur. Allí fue hecho prisionero, logrando huir. Después de pasar por múltiples adversidades logró llegar a Durban (Sudafrica).
En los años 1.898, 1.899 y 1.900 Churchill había publicado no menos de cinco libros, empezando con «The Makeland Field Force».
En el año 1.900 editó su primera novela «Savrola», semblanza autobiográfica que pasó desapercibida. La escribió durante su estancia en la India. Después se produjo un vacío hasta que de nuevo en los años 1.903, 1.904 y 1.905, Churchill tenía entre 29 y 31 años, se dedicó a una importante empresa literaria: escribiría la biografía de su padre.
El 1 de Enero de 1.906 se publica, en dos volúmenes, el más importante escrito del joven literato, y que le dio más fama. Se trataba de «La vida de Randolph Churchill», su padre. No volvió a escribir algo comparable hasta que se publicó «La Crisis Mundial» (1.923-1.929)
El manuscrito de la obra sobre su padre, Lord Randolph Churchill, es obra suya completa, y el trabajo de documentación también lo hacía él mismo. Sin embargo, se rumoreó que la redacción real del libro fue lenta. Pero esta obra estaba mejor escrita que las otras anteriores, de una gran calidad. Según su biógrafo Roy Jenkins: «Este libro constituye, quizá, la mejor de las biografías consanguíneas. Era una gran obra que, aunque no hubiera escrito nada más, habría dado derecho a Churchill a ocupar un lugar entre los mejores escritores políticos».
Las obras llevan el sello inconfundible de su estilo idiosincrásico. Muchos de sus libros recuerdan la famosa apología de la extensión excesiva, como él solía decir: «Lamento que esta carta sea tan larga; no tenía tiempo para hacerla más corta». Nadie habría podido acusar, jamás, a Churchill de quedarse corto. El peligro, más bien, era que ponía tanto que, sus ventas no se resintieran; sus libros se compraban más que se leían.
Entre los treinta títulos de sus obras, en los que son muchos los escritos volanderos esparcidos por la prensa de dos continentes, y aparte de la biografía de su padre, está «Mariborough» (1.933-1.938). En ésta otra biografía de su fabulosos antepasado se señala el gran talento literario, y es considerada como una obra maestra.
También fue un voraz lector. Su entrega a la lectura de novelas durante los últimos meses de 1.953 llegó al extremo que, jamás hasta entonces, había experimentado.
El 6 de Octubre de 1.953 se enteró de que había recibido el Premio Nobel de Literatura; ganado por sus escritos, y no por sus lecturas. Después, dijo sentirse defraudado por no ser el Premio Nobel de la Paz. Como se encontraba en Washington el día de la Ceremonia, envió a su esposa, Clementine, a Estocolmo a recibirlo en su nombre.
De ahí la justificada, y a la vez, tan discutida concesión como Premio Nobel de Literatura, determinación a la que la Academia sueca añadía: » Por sus magistrales exposiciones históricas y biográficas, y también por su brillante oratoria, en la cual ha descollado como defensor de los eternos valores humanos».
Otras obras: «La Primera Guerra Mundial»(1.923-1.931) «Grandes hombres de nuestro tiempo»(1.937) «Memorias de Churchill» (1.948-1.954) «Historias de los pueblos de habla inglesa»(1.956-1.958)