La primera ecoaldea regenerativa financiada a través de su propio token, Traditional Dream Factory (TDF), ha experimentado un crecimiento notable, triplicando sus ingresos en menos de un año y reuniendo a casi 300 personas en torno a una visión compartida: regenerar la tierra y construir comunidades resilientes. Este crecimiento se fundamenta en el token $TDF, el cual permite a sus propietarios reservar estancias en la aldea, participar en decisiones importantes y desempeñar un papel crucial en la financiación del proyecto.
Ubicada en el sur de Portugal, TDF ha acumulado más de 1,2 millones de euros en financiación, convirtiéndose en la primera comunidad regenerativa en Europa en utilizar esta herramienta innovadora para financiar, gestionar y habitar un proyecto dedicado a la recuperación ecológica. El token $TDF tiene un valor dinámico que se sitúa alrededor de los 256 euros y permite a los titulares no solo reservar hospedaje, sino también intervenir directamente en la financiación de iniciativas como la plantación de árboles, la instalación de sistemas de agua y la construcción de viviendas sostenibles. Con 279 titulares y más de 6,300 tokens en circulación, el modelo ha demostrado su efectividad para movilizar recursos sin la necesidad de intermediarios.
Samuel Delesque, cofundador de TDF, destacó el impacto tangible de la inversión al afirmar: «Cada euro invertido en $TDF se convierte en árboles, agua, energía limpia y comunidad. No son solo promesas futuras, sino resultados reales que ya se pueden ver y tocar». Desde su creación, TDF ha revitalizado un paisaje árido y degradado, plantando miles de árboles, restaurando suelos y edificando sistemas de captación de agua con capacidad para almacenar hasta 1.2 millones de litros. El objetivo actual es expandir la agricultura sintrópica a 25 hectáreas, lo que haría de TDF uno de los proyectos comunitarios más destacados en Europa.
La organización de la comunidad se facilita mediante una plataforma digital llamada Closer, que permite a los miembros reservar estancias y participar en votaciones clave sobre el futuro de la aldea. Además, el token sirve como credencial de voto y recompensa a aquellos que se implican activamente en la vida comunitaria.
Delesque subrayó que este año se ha evidenciado que «la regeneración de la tierra puede ser económicamente viable si quienes la habitan y apoyan también la financian y gobiernan», resaltando el avance del proyecto en los últimos meses. También enfatizó que lo que se está logrando no es solo la creación de una comunidad, sino un «prototipo replicable».
La tierra donde se asienta la aldea está protegida por un marco jurídico que prohíbe su venta o especulación, garantizando su uso comunitario a largo plazo. El proyecto cuenta además con un plan urbanístico aprobado que incluye la construcción de un edificio de coliving regenerativo, un invernadero, una piscina natural y un barrio de cohousing con 23 viviendas, previsto para completarse en 2027.





