Esta nueva edición, la 43 ya, del Festival de Cinema Fantàstic de Sitges pinta realmente bien. La mañana corta e intensa ha servido para ver dos muestras de cine genuino e innovador dentro del género fantástico y de terror.
El director coreano Lee Yong-ju nos trae una nueva perla del cine coreano llamada Possessed. A pesar del escepticismo que puede sugerir un título tremendamente convencional, la verdad es que no estamos ante un film de posesiones al uso, sino que nos sorprende con una cuidada cinta de suspense tremendamente inquietante y alejada de los clichés del género.
La posesión aquí es un ingrediente adicional en una historia con el valor de la unidad familiar como trasfondo. La trama nos sitúa a Hee-jin, una joven que vuelve a casa tras la desaparición misteriosa de su hermana y hará lo imposible para encontrarla y descubrir la verdad de los hechos.
Lo más sorprendente es como se entremezclan los elementos genuinamente fantásticos con la realidad cruda de un vecindario tocado por la desgracia, un colectivo sediento de esperanza para encontrar la felicidad en sus vidas.
Possessed, además, se atreve a ir más allá y sugerir una naturaleza anti demoníaca en la posesión del cuerpo y juega con muchos matices para evidenciar un mensaje de que la necesidad de creer en algo es lo que genera los dioses.
Este complejo entramado de humanidad pura, estremecedora pero pura, narrada a un ritmo pausado a la vez que frenético en emoción; hace que Possessed sea una de las perlas ocultas de este Sitges 2010 que comienza hoy.
La otra película indispensable del Festival y que ha generado bastante sorpresa esta mañana es Chatroom. La nueva película de Hideo Nakata (The Ring) se zambulle hasta el lado más retorcido y atroz de la vida 2.0. Hoy en día Internet se ha convertido en un pseudorefugio de la vida real, y hay casos terriblemente graves de la ferocidad con la que Internet puede consumir una persona con una vida real inestable.
Chatroom es una metafórica puesta en escena de esta situación, en la que un grupo de jóvenes con problemas retorcidos se unen en un chat para ahogar sus problemas, pero lo que parece una saludable terapia de grupo de convierte en tsunami destructivo para estos chicos que aburren su vida.
Lamentablemente este film no es todo lo brillante que podía ser por culpa de la poca agresividad del guión en el último tercio de la película. No obstante, la absorbente escenografía de colores imposibles, el montaje, la música y la originalidad de su propuesta son suficientes razones como para disfrutar a lo grande con Chatroom y pararse unos minutos a pensar en la reflexión que propone.