Seralgas: Iniciando el Viaje hacia una Calefacción Más Limpia

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Ocho meses después de que la Unión Europea (UE) dejara de subvencionar las calderas de gas tradicionales, el panorama energético en el continente está experimentando cambios significativos, impulsados principalmente por el auge de la aerotermia y el hidrógeno. Desde el 1 de enero de 2025, esta medida se alineó con la Directiva sobre la Eficiencia Energética de los Edificios (EPBD), con el objetivo de transformar el parque de calefacción europeo hacia alternativas más sostenibles.

Durante estos primeros meses sin ayudas, los países miembros han comenzado a redirigir sus programas de subvenciones hacia tecnologías que emplean energías renovables, excluyendo a las calderas que funcionan con combustibles fósiles. Este cambio, aunque trae consigo algunos retos, como la necesidad de formación técnica y la adaptación de distribuidores, ha incrementado el interés por la aerotermia en nuevos proyectos de construcción y reformas. La respuesta del sector ha sido rápida; empresas y fabricantes están ampliando sus ofertas de bombas de calor y soluciones híbridas, y las administraciones han lanzado nuevas iniciativas enfocadas en la eficiencia y la descarbonización.

La aerotermia ha emergido como la principal alternativa, captando energía del aire para generar calefacción, refrigeración y agua caliente. Su eficiencia, bajo impacto ambiental y la capacidad de aprovechar tarifas eléctricas más sostenibles la posicionan como una opción clave en este periodo de transición, especialmente en regiones donde antes dominaban las instalaciones a gas. El continuo aumento en los precios de los combustibles fósiles, agudizado por el nuevo sistema ETS2 de comercio de emisiones, ha fomentado aún más su adopción.

A pesar del fin de las subvenciones, el mercado de calderas no ha desaparecido del todo. Algunos modelos disponibles incorporan tecnología híbrida, combinando gas con aerotermia o solar térmica. Asimismo, ciertos sistemas están diseñados para ser compatibles con mezclas de hidrógeno y gas natural, así como con hidrógeno 100% verde, proporcionando una alternativa viable para consumidores que aún no pueden electrificar completamente su calefacción pero que desean hacerlo en el futuro.

Con miras a los objetivos climáticos establecidos para 2030 y 2050, la eliminación de subvenciones a tecnologías fósiles presenta un cambio significativo en la política energética europea. Las empresas que se centran en la innovación en eficiencia y energías limpias están comenzando a dominar un mercado que demanda soluciones sostenibles y accesibles. «No se trata solo de prohibir subvenciones, sino de cambiar la mentalidad», señala Álvaro Díaz, responsable técnico de Seralgas.

Así, la transformación en curso promete una climatización más sostenible y económica a largo plazo, contribuyendo a los compromisos climáticos que definirán el futuro del continente y de las generaciones venideras.