El invierno trae consigo el mal tiempo que tanto puede llegar a afectar a los conductores. Son días en los que nunca podemos saber lo que nos podremos encontrar en la carretera, desde rachas fuertes de viento, nieve o lluvia. Todo es posible. Por este motivo, es necesario estar preparados para todas las situaciones, sabiendo como actuar en cada caso.
Veamos a continuación como poder actuar para conseguir un desplazamiento más seguro.
Más distancia de seguridad
Lluvia
Cuando llueve, el coche recorre una mayor distancia hasta que consigue frenar por completo. Por este motivo, es importante mantener una distancia prudente con el vehículo de delante. Especial cuidado hay que tener con el efecto aquaplaning que podría hacer patinar el vehículo y provocar accidentes graves.
Hielo
Si con lluvia es importante respetar la distancia de seguridad, ante las heladas la pérdida de adherencia es mayor, por lo que, con un suelo tan resbaladizo, el vehículo podría aumentar la distancia de frenado aún más. Por este motivo, lo mejor es reducir la marcha y conducir con suavidad, utilizando el freno motor para mantener la velocidad constante.
Reducir la velocidad
Niebla
Cuando la niebla hace acto de presencia, es complicado ver lo que tenemos delante de nosotros. En estos casos, la prudencia es nuestro mejor aliado. Es necesario reducir al máximo la velocidad de nuestro vehículo y circular con mucha precaución. También es importante aumentar el campo de visión dentro de lo posible. El uso de luces antiniebla son fundamentales para conseguir este objetivo.
Volante más firme
Viento
Cuando las rachas de viento son muy fuerteses importante reducir la velocidad y conducir en marchas más cortas para que el motor tenga más fuerza. El conductor tiene que sujetar firmemente el volante y evitar maniobras bruscas que puedan desestabilizar el vehículo, sobre todo al adelantar. Además, el viento puede provocar que caigan objetos sobre la calzada que pueden incrementar los riesgos.
Nieve
Cuando empieza a nevar es importante disminuir la velocidad y circular en marchas largas en la medida de los posible. Lo más peligroso de la nieve es el hielo que puede llegar a formarse después de un tiempo nevando y con temperaturas gélidas, por eso es importante conducir siguiendo las marcas de otros vehículos y, preferiblemente, elegir transitar carreteras principales, que son las primeras en limpiarse. Por supuesto, si nieva y el vehículo tiene cadenas, hay que colocarlas en un lugar donde haya visibilidad y siempre sobre asfalto o superficies duras.
Llegar siempre, sin prisa, sin hora
Detenerse durante el viaje
La posibilidad de parar el vehículo siempre tiene que barajarse en condiciones meteorológicas adversas, a no ser que sea imprescindible continuar el camino. Eso sí, antes de hacerlo, hay que asegurarse de parar en un lugar visible y seguro, donde no se pueda provocar un accidente… y esperar a que pase la tormenta, pues siempre será la mejor opción para llegar a destino.