Niágara: «Trueno de agua»

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Niágara: "Trueno de agua" 13Las Cataratas del Niágara una de las maravillas del mundo, lugar que la Naturaleza ha sido más que generosa, dónde se puede apreciar la fuerza y la belleza del agua. El poder inmenso que tienen estas caídas de aguas hace estremecer al ser más fuerte. Estas Cataratas forman un grupo de grandes cascadas situadas en el río Niágara, en la zona oriental de América del Norte. Sus orillas son las que marcan la frontera entre los Estados Unidos y Canadá. Además ambos países se comunican por varios puentes, el más famoso es el “Rainbow Bridge” (Puente del Arco Iris). Están consideradas, en segundo lugar, como las Cataratas más grandes del mundo. Aparte del atractivo que impera, también es una enorme fuente natural de energía, por las hidroeléctricas instaladas por los dos países.

El nombre Niágara es originario de la palabra irosquesa que significa “Trueno de agua”. Los habitantes de esta región eran los ongiara, una tribu irosquesa, también llamada “los neutrales” por los conquistadores franceses. La mayoría de los historiadores concuerdan que fue el monje Louis Hennepin, en 1.678, el primer europeo que contempla las Cataratas, y deja constancia de su descripción por escrito. Tres años más tarde, los franceses se asientan en la zona.

El río tiene una longitud de 56 Km., fluye al Norte desde el Lago Erie al Lago Ontario, se desborda y crea las Cataratas al pasar de un lago a otro. Se cree que el origen de estos saltos de agua se debe a una glaciación, hace unos 10.000 años. Estas caídas son impresionantes. La que corresponde a la parte canadiense es llamada “Cataratas de la Herradura” (Horseshoe Falls), con 54 metros de altura y unos 670 de ancho. En el lado estadounidense, se hallan las “Cataratas Velo de Novia”, de menor altura, unos 40 metros y unos 325 de anchura. Uno de los fenómenos más hermosos de la Naturaleza.

He llegado hasta aquí desde la ciudad de Ithaca, estado de Nueva York. Debido a la Niágara: "Trueno de agua" 14temprana hora, aún puedo disfrutar de un agradable paseo por el Niágara Park, hasta llegar al Niágara Falls Convention&Visitors Bureau (Centro de Visitantes). Ignoraba que una extraordinaria experiencia me aguardaba.

La plenitud del río Niágara es lo primero que da la bienvenida a quienes buscamos, con ansias, descubrir las impetuosas caídas del agua. Después viene el tronador e incesante ruido que, casi hace temblar la Tierra. La contemplación de esta panorámica es sobrecogedora. Una espectacular y espesa cortina de agua que, en su descenso levanta una densa masa de agua que salpica por doquier. Una continua lluvia cierne los alrededores. Se calcula que arrojan unos 168 millones de litro de agua por minuto.

Niágara: "Trueno de agua" 15Desde la alta plataforma de la colosal torre, recubierta de cristales, el Mirador Prospect Point Observation Tower, situado justo al lado de la gran catarata, disfruto de una espléndida panorámica. Tanta emoción me aturde. En la orilla canadiense, la Torre Skylon, vigila el paisaje.

Siento que un desmedido torbellino me envuelve, y el vértigo me enloquece. Experimento esa sensación que nace del estómago, parece que explota en mi pecho y casi hace estallar la cabeza. Instantes después vuelvo a la realidad. Por unos momentos, recuerdo la mítica película “Niagara” (1.953) dirigida por Henry Hathaway e interpretada por la inolvidable Marilyn Monroe y Joseph Cotten. También evoco escenas de Superman II, en el rescate del niño. Ha sido una fuerte experiencia.

Otra atractiva aventura, que rechazo, es tomar el ascensor y descender hasta la “CuevaNiágara: "Trueno de agua" 16 de los Vientos” (Cave of the Winds). Unas pasarelas situadas sobre una extensión rocosa conducen, a los visitantes más atrevidos, acercarse a las Cataratas, a 7,5 metros de distancia. Una serie de escaleras de madera, protegidas por barandillas, unen las plataformas colocadas a distintos niveles. Es obvio decir, como soportan estoicamente el torrente de agua.

Escritores de todos los tiempos han dedicado unas palabras a las famosas Cataratas del Niágara. Chateaubriand, nos dejó en su novela “Atala” una descripción, en prosa. Sólo ocupa media página, pero hay una frase que vale todo un canto: Esta es una columna de agua del diluvio…” Por otro lado, Virginia Woolf, también dejó su cita:” De una gota de agua un sabio podría inferir la posible existencia de un Atlántico o un Niágara, sin haber visto o haber oído hablar de uno o del otro”.

En la Literatura también ha sido motivo de inspiración, como una exaltación de la Naturaleza surgió “El Poema del Niágara”, del escritor y poeta venezolano Pérez Bonalde, publicado por primera vez en 1.882. Más tarde surgió un Ensayo sobre esta obra que hizo el cubano Martí Pérez, que se tituló “Prólogo al Poema del Niágara”. En cuanto a obra de teatro, el dramaturgo peruano Alonso Alegría, es autor de “El cruce sobre el Niágara”.

Por otro lado, el poeta cubano José Mª Heredia, escribió en 1.823 “Oda al Niágara”. En su composición manifiesta, en la última estrofa, que se cumplan sus deseos: “¡ Niágara, que mis versos duren cual tu gloria inmortal ! Por su famoso canto a la belleza de las Cataratas, fue designado como El Cantor del Niágara”. En 1.989 fue colocado, sobre una roca, un bajorrelieve de bronce en el que se refleja un fragmento de su Oda.

Sin embargo, como contradicción, el escritor americano y aventurero, Jack London, autor de “La llamada de la selva”, en 1.894 fue detenido por vagabundear por el Parque. En la ciudad de Niágara Falls, permaneció en la prisión hasta que cumplió un mes de condena.

Un ligero viento del norte, y el ensordecedor ruido de las aguas, sirve de cierre a este breve paréntesis literario.

Niágara: "Trueno de agua" 17La forma más emocionante para descubrir la magia del Niágara, es a través del paseo que ofrecen los barcos llamados con el sugestivo nombre: “Maid of the Mist” (La Dama de la Niebla). Desde la travesía inaugural en 1.846 hasta la fecha, ofrecen este servicio. Estas embarcaciones tienen una capacidad de unos 400 pasajeros. Se puede acceder desde ambas orillas. Llegan hasta los mismos pies de las Cataratas. Este acercamiento a las impresionantes caídas es todo un espectáculo que hace subir la adrenalina.

Al sacar los tickes te ofrecen un impermeable color azul (…) En el barco se puede optar por permanecer en la cubierta o en el primer piso, bajo techo. Me quedo en cubierta, consciente de las consecuencias ante tal decisión. Un deseo comienza a cumplirse.

La embarcación atraviesa una espesa niebla y el sonido del agua cada vez es más estruendoso. El poderío del agua genera un fuerte viento. Bajo mis pies siento como el barco es zarandeado, como una cáscara de nuez, en medio de las turbulentas aguas. Con dificultad para mantener el equilibrio comienzo, de forma compulsiva, a tomar fotografías. Se sobrepasa el centro del río, y empieza a adentrarse en las gargantas de las Cataratas. Parece que vamos a ser engullidos. En estos momentos, me considero afortunada por el regalo que la Naturaleza me está ofreciendo.

El tronar del agua, al golpear contra las rocas, se mezcla con los acelerados latidos de mi corazón, y la emoción se apodera del momento. Me siento como un punto en medio de la página de un libro. De pronto, en el cielo aparece el arco iris más grande y hermoso que jamás he contemplado. Ni siquiera me doy cuenta de que mis ropas están empapadas.

El barco gira de regreso al embarcadero, cruza de nuevo, necesariamente, la frontera invisible del centro del río. Por unos instantes en Canadá, y de nuevo en los Estados Unidos.

Han sido los quince minutos más intensos de mi vida.

Otro lugar interesante, ha sido el agradable paseo por las “Islas de Las tres Niágara: "Trueno de agua" 18hermanas” (Three sisters islands). Estas islas están conectadas por puentes. Desde las rocosas orillas, ofrecen unas vistas únicas de la parte superior de los abruptos rápidos producidos por las corrientes del río Niágara, antes de caer vertiginosamente y convertirse en las colosales Cataratas.

En esta zona existen otros muchos rincones, hermosos y pintorescos, sólo he destacado los que me causaron un fuerte impacto y experimenté fuertes sensaciones. Siempre recordaré estas visualidades majestuosas de la Naturaleza.

En el transcurso de los años, han sido muchos los lugares que he visitado. Tal vez, algún día, me decida a escribir un libro de viajes, de diez, mil o de un millón de páginas, pero sería incapaz de reflejar las experiencias vividas. La experiencia no tiene palabra, es metafísica. No olvidar es tener conciencia, y yo, vivo más para recordar que para olvidar. Sólo quiero hacer perdurar los recuerdos y prolongarlos en el tiempo.