Hay infinitas maneras de nombrar a los coches. Con números (Peugeot), con letras y números combinados (Citroën), con palabras, etc. Los coches que tienen nombre propio, o sea, una palabra que los denomine, llaman más la atención que unos simples números, pero no siempre es así. A continuación, me dispongo a nombrar algunos nombres desafortunados que los iluminados de cierta marca ponen a su coche.
El ejemplo más reciente es el nuevo Kia Borrego. Todos los blogs automovilísticos se hicieron eco de su curioso nombre en cuanto se desveló la primera imagen. Curiosamente, casi todos los casos de nombres desafortunados tienen su origen en palabras castellanas, cosa que no tienen en cuenta los bautizadores de coches.
Kia reaccionó rápido, y renombró el SUV en algunos países: en España y algunos otros tendrá el apellido de Mohave. Hace mucho tiempo, muchos años, Mitsubishi decidió sacar al mercado el Pajero. Ya era demasiado tarde cuando se dieron cuenta que en España esta palabra tenía un sentido diferente. Las siguientes unidades fueron bautizadas como Montero, un nombre más lógico que el otro.
Pero el Pajero Montero tiene más nombres curiosos. Ahora me diréis que esto es una leyenda urbana, pero no: la marca que fabrica los faros del Montero se llama Koyto. Y para más inri, la empresa que monta la bomba de gasoil es Diesel Kiki.
Pongámonos más escatológicos aún. Ford presentó por allá los años 70 un prototipo llamado Fiesta Corrida. Tuvimos suerte que, además que sólo fue un prototipo, el nombre no se usó (sólo «Fiesta» para el mercado europeo). Un ejemplo más de las secuelas que dejan ciertas películas y revistas (que conste que no estoy en contra).
Volvemos a los japoneses. Mazda presentó por allá los años 90 un kei-car (coches que usan motores que no pasan de los 600cc) con el nombre de una profesión. Lo que no sabemos es si el que pensó esta palabra tenía necesidades… Ya sabes.
Sí, señor, el nombre Laputa es el que se usó para el mini-coche japonés. Curioso. Pero los de Japón van más allá. Nissan no se quedó atrás, y pra hacerle la competencia al Mazda Laputa sacó el Nissan Moco. Ahora la expresión «se me cae el moco» se podrá interpretar como que se te cae el coche.
Y no sigo más.
Los nombres de los coches son partes esenciales para llamar la atención a los clientes. Si algún coche con un nombre así se llamase diferente, por muy feo que sea dicho coche, ganaría algún que otro cliente.
Los coches con nombres así siempre serán una curiosidad. Un poco de humor no está nada mal, pero por favor: no os paséis! 🙂