Lesiones Asociadas en Roturas de Ligamento Cruzado Anterior: Perspectivas del Dr. Asier Cuéllar

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Dr. Asier Cuéllar, traumatólogo de Policlínica Gipuzkoa: "La mayoría de roturas de ligamento cruzado anterior vienen acompañadas de lesiones asociadas"

La rotura del ligamento cruzado anterior (LCA) se presenta como una de las lesiones más temidas en el ámbito deportivo, y su impacto también se extiende a personas activas fuera de este entorno. Este ligamento es fundamental para la estabilidad de la rodilla, influyendo en movimientos esenciales como correr, saltar y girar. Según Asier Cuéllar, traumatólogo de Policlínica Gipuzkoa, la pérdida de este ligamento puede comprometer gravemente la funcionalidad de la rodilla.

El especialista destaca que, en la mayoría de los casos, las roturas del LCA no ocurren de manera aislada. «Es común que estas lesiones vengan acompañadas de daños en meniscos, traumatismos óseos o lesiones en el cartílago», explica Cuéllar. Esto complica tanto el diagnóstico como el tratamiento, ya que cada caso puede variar considerablemente dependiendo de la gravedad de las lesiones asociadas y de factores individuales como la edad y el nivel de actividad física del paciente.

El avance en los métodos de diagnóstico, particularmente el uso de resonancias magnéticas, ha permitido una evaluación más precisa del estado de la rodilla, facilitando la toma de decisiones en cuanto al tratamiento. La tendencia actual en cirugía ortopédica es la conservación del menisco, siempre que sea posible. «La intención es preservar el menisco, incluso en casos de roturas, debido a la importancia de esta estructura en la función de la rodilla», apunta el traumatólogo.

Las lesiones del cartílago no siempre requieren intervención, pero en ciertos casos, la cirugía se vuelve necesaria para prevenir complicaciones a mediano y largo plazo. Además, si hay daños en otros ligamentos, se decide si tratarlos en la misma cirugía o en fases posteriores, considerando que algunas estructuras pueden sanar por sí solas.

El proceso de rehabilitación suele comenzar varias semanas después de la cirugía, aunque el retorno al deporte no es inmediato. Cuéllar menciona que, mientras la actividad física adaptada puede iniciarse entre tres y cuatro semanas postoperatorio, recuperar el rendimiento deportivo previo puede tomar de ocho a doce meses. «Buscamos retrasar este retorno para prevenir recaídas», acentúa el especialista.

Respecto a los avances en técnicas quirúrgicas, Cuéllar enfatiza que el objetivo es siempre reconstruir el tejido dañado, respetando la anatomía original. «A pesar de las mejoras en los procedimientos y materiales, todavía no contamos con una alternativa eficaz a la reconstrucción completa del ligamento cruzado anterior», concluye.