En 2024, un análisis de las inversiones extranjeras directas (IED) en 13 países de la Unión Europea reveló que el total de la inversión extranjera ascendía a 3.892.000 millones de euros. Este dato pone de manifiesto la importancia creciente de rastrear al inversor final en las empresas, ya que las estructuras de propiedad se han vuelto más complejas, a menudo involucrando a inversores intermedios como sociedades de cartera o entidades de propósito especial.
Los Estados Unidos y Alemania se destacaron como las principales economías inversoras, aportando el 14% y el 12% del valor total de las inversiones, respectivamente. En tercera y cuarta posición se ubicaron el Reino Unido y Francia, ambos con un 9% deltotal.
Asimismo, al considerar las posiciones de IED según la economía de inversión inmediata, los mismos 13 estados miembros reportaron un valor total de 3.892.000 millones de euros. En este contexto, Luxemburgo se posiciona como la economía de inversión inmediata más relevante, acumulando el 17% de las inversiones. Le siguen los Países Bajos con un 15%, y Alemania y el Reino Unido, cada uno con un 10%.
Estos datos destacan no solo la magnitud de la inversión extranjera en la región, sino también la importancia de entender las dinámicas subyacentes de la propiedad empresarial en un entorno económico caracterizado por la complejidad.





