Las discontinuidades en la narración

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Las discontinuidades en la narración 3«Volvamos al cuento tradicional», nos dice en este libro John Berger para introducirnos en la forma narrativa fotográfica.

«El perro salió del bosque es una declaración simple. Cuando esa frase continúa con El hombre dejó la puerta abierta, la posibilidad de una narración ha comenzado. Si el tiempo de la segunda frase se convierte en El hombre había dejado la puerta abierta, la posibilidad se vuelve casi una promesa. Toda narración propone un acuerdo entre las relaciones, no declaradas, pero asumidas, existentes entre los sucesos.

Ninguna historia es como un vehículo de ruedas cuyo contacto con la carretera es continuo. Las historias caminan, como los animales o los hombres. Y sus pasos no se hallan sólo entre los sucesos narrados, sino entre cada frase, algunas veces cada palabra. Cada paso es una zancada sobre algo no dicho.

Todas las historias son discontinuas y están basadas en un acuerdo tácito sobre lo que no se dice, sobre lo que une las discontinuidades. Entonces surge la pregunta: ¿Quién llega a ese acuerdo con quién?. Uno se siente tentado a contestar: el narrador y el oyente. Sin embargo, ni el narrador ni el oyente se encuentran en el centro de la historia: están en su periferia. Aquellos de los que habla la historia están en el centro. Es entre sus actos y atributos y reacciones donde va a estableciéndose la conexión no declarada.

La historia confiere autoridad a sus personajes, a la experiencia anterior del oyente y a las palabras del narrador. Y es la autoridad de todo ello unido lo que hace que la acción de la historia –lo que sucede en ella- sea merecedora de la acción de contarla y viceversa.

Las discontinuidades de la historia y el tácito acuerdo subyacente a ellas unen al narrador, al oyente y a los protagonistas en una amalgama. Una amalgama a la que llamaría sujeto pensante de la historia.

Una historia no es simplemente un ejercicio de empatía. Tampoco es un lugar de encuentro para los protagonistas, el oyente y el narrador. Contar un cuento es un proceso único que funde esas tres categorías en una. Y, finalmente, lo que las funde, dentro del proceso, son las discontinuidades, las conexiones silenciosas, acordadas en común«.

En cuanto a la forma narrativa fotográfica, si os interesa, la comento en mi blog