La Privacidad Aprecia la Compañía | Fundación Frontera Electrónica

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A child and two women cultivate a community garden of wifi poppies.

En la actualidad, el acceso a Internet ofrece numerosas ventajas, como la posibilidad de conectar comunidades más allá de fronteras físicas y de ejercer la rendición de cuentas a los poderosos. Sin embargo, estos beneficios a menudo vienen acompañados de riesgos significativos. Gobiernos, empresas y actores malintencionados suelen aprovechar el contenido que compartimos para llevar a cabo prácticas de vigilancia, explotación y discriminación.

A menudo, muchas personas tienden a restar importancia a estos problemas, creyendo que no les afectan directamente. Sin embargo, la sensación de que el sistema es demasiado engorroso para desconectarse puede llevar a la resignación. No obstante, existen pasos simples que se pueden seguir para proteger mejor nuestra privacidad y contribuir a la creación de un espacio online que sea tan seguro y libre como hablar con nuestros seres queridos en un entorno físico.

Una aproximación centrada en la comunidad puede facilitar esta tarea. Al comunicarte con amigos y familiares, así como al organizar grupos de discusión sobre tus necesidades e intereses específicos, puedes desarrollar prácticas de seguridad digital que se adapten a ti. Esto facilita que las medidas de privacidad se conviertan en una segunda naturaleza para ti y tus contactos.

El primer paso para tomar decisiones de privacidad adecuadas es adquirir un conocimiento básico sobre la situación. Para aquellos interesados en elaborar un plan de privacidad comunitario, se recomienda utilizar servicios de mensajería segura para todas las comunicaciones. Al hacerlo, aumentan las chances de que estas aplicaciones se conviertan en la norma para intercambios sensibles, lo que también protegerá a los mensajes e imágenes enviados a amigos y familiares de ser analizados de forma automática en plataformas como Telegram o Facebook Messenger.

Es fundamental considerar el contenido que publicamos en las redes sociales, ya que nuestras decisiones digitales también pueden tener repercusiones fuera de línea. Aunque no siempre podemos controlar cada circunstancia, reflexionar sobre cómo nuestro comportamiento en línea afecta a quienes nos rodean es un paso importante.

Asimismo, es esencial recordar que al respaldar contenido en servicios de nube, estamos utilizando ordenadores de terceros. Estas empresas pueden aplicar herramientas automatizadas que revisan el contenido almacenado, lo que significa que una imagen que puede parecer inocente para nosotros puede ser considerada perjudicial por el sistema de una corporación sin contexto alguno. Por ello, es aconsejable ser selectivos con las plataformas en las que confiamos nuestra información sensible.

Dividir las tareas de privacidad en proyectos más pequeños puede facilitar que un grupo las lleve a cabo en conjunto. Además, es crucial desarrollar planes de respuesta ante incidentes, especialmente porque muchas amenazas en línea tienen un componente social, como el doxxing o el acoso en red. Planificar de antemano cómo reaccionar en tales situaciones es mucho más efectivo que tratar de hacerlo en medio de una crisis.

A medida que la privacidad digital se vuelve cada vez más importante, la colaboración comunitaria se presenta como una solución efectiva para proteger nuestros espacios en línea.
Fuente: EFF.org