Es que el título lo dice todo, Kick-Ass (Patada en el Culo, pongamos), no puede ser otra cosa que un pasote de película. Hay que entender ahí que no es una categoría sublime de cine ni una película indispensable, es entretenimiento del bueno, del que no defrauda, del que sorprende y te hace aplaudir hasta que te sangran las manos.
Kick-Ass se pasea hábilmente por el género de superhéroes, por la parodia de éste, por las historias de venganza samurai e incluso le brinda, com quién no quiere la cosa, un sutil escupitajo a la cara de la comedia romántica americana. Todo esto bien combinado en un guión inteligente y sin excesos (que, ojo, no es fácil) da como resultado esta película tan gamberra y divertida.
No esperéis ver en Kick-Ass los niños heróicos rollo Spy Kids, aquí hay violencia explícita, hostiazos y órganos amputados. Hay una historia de venganza y una historia de inocencia, con una buena dosis de realidad para absurdizar lo justo el teatrillo y darle el toque de humor tan necesario para dejar respirar al espectador.
No quiero extenderme demasiado para no spolierear nada de la película, que aunque no haya grandes sorpresas hay muchos detallitos y un muy buen ‘tempo’ de desarrollo de la historia, sin secuencias sobrantes ni lineas de diálogo estiradas hasta aburrir.
Kick Ass forma parte de este cine casi perdido construido sobre la base de la sencillez y de llevar una idea hasta el límite. Viene a ser algo como Shoot ‘em up, un peliculazo de acción barato pero tan y tan disfrutable que hay que agradecer.
Así que nada, si tenéis claro que vais a ver hostias, humor barato (pero con buen gusto) y un buen chute de acción sucia y desternillante; Kick-Ass os encantará.
