Roland Emmerich es, sin lugar a dudas, el protagonista indiscutible de esta semana. Primero por el estreno de 2012, su nueva película en la que aprovecha para saciar su infinita sed de cargarse a la humanidad de vez en cuando. En segundo lugar, porque se ha sabido que 2012 no termina en una película, sinó que además será una serie, tal y como comentámos hace un par de días en este blog.
Y tercero, y ahora es cuando me sube la fiebre de nuevo y me paso otra semana en cama, porque ha aprovechado el estreno de su nuevo apocalipsis rompetaquillas para anunciar que Independence Day, aquel canto de amor de Emmerich a los Estados Unidos de América, va a tener DOS secuelas. Y también ha dicho que Will Smith está por la labor.
El tío quiere continuar la historia dónde la dejó y seguir contando la história de cómo los alienígenas quieren invadir la tierra y de cómo los americanos nos salvan el pellejo a todos.

A mi, la verdad, me ha dejado perplejo porque soy del club que odia bastante Independence Day porque creo que esa peli se toma en serio a sí misma, y eso no puede ser de ninguna forma. Una peli en la que unos tíos se meten en una nave alienígena con un portátil y destruyen todo su sistema desde un portátil del año 1996 con un «catarro». Una peli en la que el fuckin’ presidente del mund…ejem, de los EEUU se monta en un avión de combate y se lía a tiros contra los marcianicos después de lanzar su gran discurso. En definitiva, que no sé que demonios tiene en mente Roland Emmerich, pero a mi me da miedo.