Una reciente investigación realizada en Alemania ha revelado un sorprendente aumento de hasta un 43% en las fracturas de pene durante las festividades navideñas, especialmente entre los días 24 y 26 de diciembre. Este fenómeno, que se ha documentado a través de una revisión de estudios del Instituto de Cirugía Urológica Avanzada (ICUA), está vinculado a un cambio significativo en los hábitos sexuales durante la época navideña. La doctora Roser Vives, especialista en Andrología en ICUA, señala que el incremento en la frecuencia y la intensidad de las relaciones sexuales contribuye a que este tipo de lesiones sean más comunes durante períodos festivos como Navidad o verano.
El estudio descubrió que, a pesar del notable aumento en las fracturas peneanas durante la Navidad, las cifras tienden a descender en Nochevieja, lo que añade una nueva dimensión a este patrón estacional. La doctora Vives explica que una fractura de pene ocurre cuando los cuerpos cavernosos del órgano se llenan de sangre durante una erección y, al recibir un impacto o doblarse bruscamente, la túnica albugínea que los recubre puede desgarrarse. Este tipo de lesiones son más comunes durante las relaciones sexuales, aunque también pueden ocurrir por masturbación o traumatismos pélvicos.
Los síntomas de una fractura peneana son bastante claros e incluyen dolor inmediato, pérdida de erección, una sensación de «chasquido», inflamación y hematomas. Esta situación requiere atención médica urgente, ya que el tratamiento inmediato suele ser quirúrgico. Si no se aborda de forma rápida, puede derivar en disfunción eréctil a largo plazo. De hecho, investigaciones recientes han indicado que la incidencia de disfunción eréctil tras una fractura de pene puede variar considerablemente, siendo más baja en pacientes que reciben tratamiento quirúrgico inmediato en comparación con aquellos que optan por un enfoque conservador.
La doctora Vives concluye enfatizando la importancia de buscar atención médica de inmediato en caso de sufrir una fractura peneana, ya que un tratamiento adecuado es fundamental para prevenir complicaciones significativas que pueden afectar la función sexual futura.




