En el segundo trimestre de 2025, los precios de las viviendas en la Unión Europea han experimentado un incremento del 5,4% en comparación con el mismo periodo de 2024, mientras que los alquileres han subido un 3,2%. En comparación con el primer trimestre de 2025, los precios de las casas aumentaron un 1,6%, y los alquileres un 0,7%.
Estos datos fueron publicados por Eurostat, que ofrece un análisis detallado sobre la evolución de los precios de la vivienda y los alquileres en la región. Desde 2010 hasta el segundo trimestre de 2025, los precios de las viviendas en la UE han aumentado un 60,5%, mientras que los alquileres lo han hecho en un 28,8%. Aunque los alquileres han mostrado un crecimiento constante a lo largo de los años, los precios de las viviendas han seguido un patrón más variable. Tras una notable subida entre el primer trimestre de 2015 y el tercer trimestre de 2022, los precios sufrieron una ligera caída y estabilización, pero a partir de 2024 han comenzado a aumentar nuevamente, marcando seis trimestres consecutivos de incremento.
Analizando el periodo desde 2010 hasta el segundo trimestre de 2025, los precios de la vivienda han aumentado más que los alquileres en 21 de los 26 países de la UE para los cuales hay datos disponibles. En países como Hungría y Estonia, los precios de las viviendas se han más que triplicado, con incrementos del 277% y 250%, respectivamente. Entre las naciones que mostraron un aumento significativo se encuentran Lituania (+202%), Letonia (+162%) y Portugal (+141%). Italia, por su parte, es la única nación que ha registrado una disminución en los precios de las casas, con una caída del 1%.
Respecto a los alquileres, todos los países analizados han registrado incrementos, destacando Estonia (+218%), Lituania (+192%) y Hungría (+125%) como los que han experimentado las mayores subidas. Grecia es el único país donde los precios de los alquileres han disminuido, con un descenso del 9%.
Estos datos reflejan una clara tendencia en el mercado de la vivienda en la UE, evidenciando la presión económica que los residentes enfrentan en su búsqueda de soluciones habitacionales. La evolución de los precios sugiere un escenario donde la posibilidad de acceder a la vivienda se complica, lo que podría tener implicaciones significativas para la cohesión social y económica en la región.