En un entorno global donde la defensa de los derechos humanos y la libertad de expresión son cada vez más cruciales, Anriette Esterhuysen, destacada defensora de estos temas y pionera en el uso de tecnologías de la información en África, compartió sus experiencias y reflexiones en el reciente evento NetMundial+10 celebrado en São Paulo, Brasil. Durante su entrevista con David Greene, Esterhuysen, exdirectora ejecutiva de la Asociación para las Comunicaciones Progresivas, abordó cuestiones críticas sobre la gobernanza de Internet y la necesidad de fomentar un pensamiento crítico en el continente africano a través de la African School on Internet Governance (AfriSIG).
Esterhuysen destacó cómo AfriSIG se ha convertido en un espacio vital para discutir temas delicados relacionados con la gobernanza de Internet, tales como los derechos LGBTQ, la libertad de expresión en línea y la corrupción. A través de un enfoque de liderazgo y aprendizaje, el programa reúne a participantes de diversas plataformas, desde el gobierno hasta la sociedad civil, promoviendo la comprensión y el diálogo entre grupos a menudo en conflicto.
Refiriéndose a su propia historia, Esterhuysen recordó haber crecido durante el apartheid en Sudáfrica y cómo esta experiencia influyó profundamente en su percepción de la libertad de expresión. Para ella, esta libertad no solo es un derecho fundamental, sino una condición esencial para el cambio social. «Es imposible cambiar un estado de represión e injusticia sin hablar sobre él», afirmó, enfatizando que la lucha por justicia en su país fue alimentada por el deseo de expresar verdades difíciles y confiar en el poder de la voz colectiva.
Esterhuysen explicó que, aunque las plataformas de redes sociales han facilitado la expansión de la libertad de expresión, también han amplificado el odio y la desinformación. En su opinión, la lucha contra el discurso de odio no debe centrarse únicamente en la regulación del contenido; en cambio, debe reflejar una voluntad más amplia de fomentar el respeto y la tolerancia en las sociedades, abordando los problemas subyacentes de pobreza y desigualdad que alimentan el odio.
A medida que la conversación se adentró en la regulación del discurso de odio, Esterhuysen subrayó la importancia de las normas legales en el contexto sudafricano, donde existen leyes al respecto. Sin embargo, advirtió sobre los peligros de permitir que estas regulaciones sean manipuladas por los gobiernos para silenciar la disidencia. «La regulación del contenido debe ser un último recurso y nunca debe usarse para sofocar la crítica política».
Finalmente, Esterhuysen recordó a figuras históricas como el Obispo Desmond Tutu, quien fue un faro de esperanza y desafío durante el apartheid. Para ella, la libertad de expresión es indispensable no solo para la creación de políticas inclusivas sino también para el tejido mismo de una sociedad que busca aprender y crecer.
Con un mensaje claro y urgente, Esterhuysen instó a todos a considerar la libertad de expresión no como un concepto abstracto, sino como un elemento vital de la humanidad y el progreso. En este momento crítico para la defensa de los derechos humanos a nivel mundial, su voz resuena con la necesidad de empoderar a las comunidades y fomentar espacios de diálogo y comprensión.
Fuente: EFF.org