En 2024, el valor de la producción agrícola en la Unión Europea alcanzó los 531,9 mil millones de euros a precios básicos, lo que representa una disminución del 0,9 % en comparación con los 536,7 mil millones de euros del año anterior. Este descenso marca el segundo año consecutivo de una leve reducción en el valor, que había alcanzado su punto máximo en 2022. La variación en el valor nominal se debe a un ligero incremento del 1 % en el volumen de producción, compensado por una caída del 1,8 % en los precios nominales de los bienes y servicios agrícolas.
Esta información fue proporcionada por los datos sobre las cuentas económicas de la agricultura, publicados recientemente por Eurostat. Según las cifras, 15 países de la UE experimentaron un aumento en sus valores de producción en 2024. Los incrementos más significativos se registraron en Irlanda, con un 8,9 %, seguido de Croacia con un 8,8 % y Suecia, que presentó un aumento del 5 %. Por otro lado, los mayores descensos se produjeron en Francia, que vio una reducción del 9 %, seguida por Rumanía con un 8,5 % y Bulgaria con un 8 %.
La mitad del valor de la producción agrícola de la UE en 2024, es decir, el 50,3 %, corresponde a cultivos, ascendiendo a 267,7 mil millones de euros, lo que representa una caída del 3,1 %. En contraste, más de dos quintas partes, el 41,1 %, provienen de animales y productos de origen animal, que alcanzaron un valor de 218,8 mil millones de euros, con un incremento del 1,9 %. Solo el 8,5 % restante, equivalente a 45,4 mil millones de euros, provino de servicios agrícolas y actividades secundarias, con una disminución del 0,6 %.
Los costos de insumos agrícolas de la UE, excluyendo las inversiones, se situaron en 303,3 mil millones de euros en 2024, lo que representa una disminución del 3,7 % respecto al año anterior. Esta caída en los costos, combinada con los cambios en el valor de la producción agrícola, resultó en un aumento del 3,1 % en el valor agregado bruto generado por la agricultura, que alcanzó los 228,6 mil millones de euros.
Estos datos reflejan un panorama mixto para el sector agrícola europeo, donde los incrementos en ciertas regiones contrastan con las caídas en otras, desafiando a la industria a adaptarse ante un entorno económico cambiante.
