En 2023, los hogares de la Unión Europea utilizaron un total de 9,6 millones de terajulios de energía, lo que representa una disminución del 5,6% en comparación con el año anterior, cuando se registraron 10,1 millones de terajulios. Este descenso marca la segunda reducción consecutiva, tras el récord histórico de 11 millones de terajulios alcanzado en 2021.
El sector residencial representó un 26,2% del consumo final de energía en la UE durante este año. La mayor parte de esta energía provino de tres fuentes principales: el gas natural, que aportó un 29,5%, la electricidad, con un 25,9%, y las energías renovables y los biocombustibles, que representaron un 23,5%.
Analizando el uso específico de la energía por parte de los hogares, se observa que la calefacción de espacios constituye la principal necesidad, abarcando un 62,5% del consumo final de energía en el sector residencial. Por su parte, la calefacción de agua ocupó un 15,1%, lo que suma un impactante 77,6% del total de energía consumida en los hogares de la región.
En cuanto a otros usos de energía, la iluminación y los electrodomésticos representaron un 14,5%. Cabe destacar que este porcentaje excluye el uso eléctrico destinado a la calefacción, refrigeración o cocción principales. El uso de energía para la cocción fue de un 6,5%, mientras que las categorías menos significativas correspondieron a otros usos (0,8%) y la refrigeración de espacios (0,6%).
A medida que los hogares en la UE adaptan sus consumos energéticos, el panorama actual revela un impulso hacia una menor dependencia de las energías tradicionales, aunque aún persisten importantes desafíos en la transición hacia un modelo más sostenible. La búsqueda de estrategias eficientes en el uso de la energía será crucial para seguir avanzando en esta meta en los próximos años.